En la Misa de canonización de seis nuevos santos que presidió hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI resaltó que la liturgia de hoy ofrece una enseñanza fundamental: "la necesidad de rezar siempre, sin cansarse".
En la homilía publicada por Radio Vaticano, el Santo Padre alertó del hecho que "a veces nosotros nos cansamos de rezar, tenemos la impresión que la oración no es tan útil en la vida, que es poco eficaz. Por eso somos tentados de dedicarnos a la actividad, de emplear todos los medios humanos para alcanzar nuestros objetivos, y no recurrimos a Dios. Jesús en cambio afirma que es necesario rezar siempre".
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Esta enseñanza, explica el Papa, el Señor la presenta con el rezo constante de una viuda que pide que un juez que no teme a Dios la oiga: "si un juez deshonesto al final se deja convencer del pedido de una viuda, cuanto más Dios, que es bueno, escuchará a quien le pide. Dios de hecho es la generosidad en persona, es misericordioso, y por lo tanto está siempre dispuesto a escuchar la oración. Por lo tanto, no debemos desesperar, sino insistir siempre en la oración", señala.
Seguidamente el Papa resalta que "la oración debe ser expresión de fe, de otro modo no es verdadera oración. Si uno no cree en la bondad de Dios, no puede rezar en un modo verdaderamente adecuado. La fe es esencial como base de la actitud de la oración. Es cuanto hicieron estos seis nuevos Santos que hoy vienen propuestos a la veneración de la Iglesia universal: Stanisław Kazimierczyk Sołtys, André Bessette, Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Mary of the Cross MacKillop, Giulia Salzano y Battista Camilla da Varano".
A continuación el Papa explicó algunas de las características de cada uno de los nuevos santos que interceden por los fieles desde el Cielo y que son ejemplo de la fe, la esperanza y la caridad vividas de manera heroica en la vida cotidiana.
Sobre San Stanilislao, religioso del siglo XV, Benedicto XVI recuerda que "toda su vida esta ligada a la Eucaristía". En Cracovia, Polonia, este sacerdote vivía esta vida eucarística "viviendo el misterio de la muerte y de la resurrección, que en modo incruento se cumple en la Santa Misa; a través de la práctica del amor al prójimo, del cual la Comunión es fuente y signo".
De San Andrés Bessette, religioso canadiense de la Congregación de la Santa Cruz, el Papa dijo que recurrió a "Dios mediante la oración y una vida interior intensa. Portero del Colegio de Notre Dame de Montreal, manifiesta una caridad sin límites y se esfuerza por aliviar las angustias de quienes se confían a él. Muy poco instruido, comprendió así donde se situaba lo esencial de su fe. Para él creer significa someterse libremente a la voluntad divina. Lleno del misterio de Jesús, vivió la bienaventuranza de los corazones puros, la de la rectitud personal. Gracias a esta sencillez hizo que muchos vieran a Dios".
Hablando de la Madre Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Benedicto XVI explica que esta religiosa española "vivió para Dios y para lo que Él más quiere: llegar a todos, llevarles a todos la esperanza que no vacila, y especialmente a quienes más lo necesitan. ‘Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí’, decía la nueva Santa, que con escasos medios contagió a otras Hermanas para seguir a Jesús y dedicarse a la educación y promoción de la mujer", tras lo cual nacieron las Hijas de Jesús, congregación que ahora ve elevada a los altares a su iniciadora.
Sobre la Santa Mary Mc Killop, el Papa Benedicto recordó cómo "dedicó en su juventud a la educación de los pobres en la difícil zona rural de Australia, inspirando a otras mujeres para que se unieran a ella en la primera comunidad de religiosas de ese país. Atendió las necesidades de los jóvenes que se confiaron a ella, sin reparar en el rango o la riqueza, proporcionándoles tanto una formación espiritual como intelectual. A pesar de los muchos desafíos, sus oraciones a San José y su inquebrantable devoción al Sagrado Corazón, le confirieron a esta santa mujer las gracias necesarias para permanecer fiel a Dios y a la Iglesia. ¡Que mediante su intercesión sus devotos sigan sirviendo hoy a Dios y a la Iglesia con fe y humildad!"
A continuación el Santo Padre habló sobre la italiana Julia Salzano, una apóstol de la educación cristiana y fundadora de las Congregación de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón de Jesús. Ella se dedicó "a la preparación de personas de toda edad y clase social. Repetía a sus hermanas que deseaba dar catecismo hasta la última hora de su vida, demostrando con todo su ser que si ‘Dios nos ha creado para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida’, nada se debe anteponer a esta tarea. El ejemplo y la intercesión de santa Julia Salzano sostengan a la Iglesia en su perenne tarea de anunciar a Cristo y de formar auténticas conciencias cristianas".
Al hablar de Santa Bautista Camilla Varano, religiosa clarisa italiana del siglo XV, el Papa Benedicto XVI resaltó su gran aporte en la vida de clausura y cómo siempre estuvo "totalmente inmersa en la profundidad divina, fue una subida constante en el camino de la perfección, con un amor heroico hacia Dios y hacia el prójimo. Fue signada por grandes sufrimientos y místicas consolaciones; había decidido, de hecho, como escribe ella misma, ‘entrar en el Sacratísimo Corazón de Jesús y de anegarse en el océano de sus acerbísimos sufrimientos’. En un tiempo en el que la Iglesia sufría un relajamiento de costumbres, ella recorre con decisión el camino de la penitencia y de la oración, animada del ardiente deseo de renovación del Cuerpo místico de Cristo".
Finalmente el Papa dio gracias a Dios por estos seis nuevos santos y subrayó que Cristo "nos invita a cada uno de nosotros a seguirlo para tener como herencia la vida eterna. Dejémonos atraer de estos ejemplos luminosos, dejémonos guiar de sus enseñanzas, para que nuestra existencia sea un canto de alabanza a Dios. Nos obtengan esta gracia la Virgen María y la intercesión de seis nuevos Santos que hoy con alegría veneramos. Amén".
Tras la Misa de canonización el Santo Padre rezó el ángelus con los miles de fieles presentes. En sus palabras en español saludó de manera particular "a los Señores Cardenales y Obispos, así como a la Delegación oficial de España. Confío a las Religiosas Hijas de Jesús a la intercesión de Santa Cándida, su Fundadora. Pido a Dios también que los nuevos santos sirvan de modelo al pueblo cristiano, particularmente a los jóvenes, para que sean cada vez más los que acojan la llamada del Señor y entreguen por completo su vida a proclamar la grandeza de su amor".