En sus palabras tras rezar ante la gruta de San Pablo en Rabat, Malta, el Papa Benedicto XVI resaltó la necesidad que tienen los católicos de dar testimonio y anunciar el Evangelio de Cristo que anunció el Apóstol de Gentes, especialmente ante los desafíos actuales como las amenazas a la vida y la familia.
En su saludo ante miles de fieles presentes en las afueras de la gruta, el Santo Padre recordó la "marca imborrable en la historia" de Malta dejada por el anuncio del Evangelio realizado por San Pablo quien así se convirtió en "vuestro padre en la fe cristiana. Gracias a su presencia entre vosotros, el evangelio de Jesucristo echó profundas raíces y fructificó no sólo en la vida personal, familiar y comunitaria, sino también en la formación de la identidad nacional de Malta, así como en su propia y dinámica cultura".
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Seguidamente destacó los frutos con innumerables vocaciones misioneras y alentó a pedir al Señor "que suscite más hombres y mujeres que continúen la noble misión de proclamar el evangelio y que trabajen por el crecimiento del Reino de Dios en todas las partes y todos los pueblos".
El Evangelio, dijo luego el Papa, así como en tiempos de San Pablo "tiene también hoy el poder de entrar en nuestras vidas y cambiar su curso. Hoy, el mismo evangelio que Pablo predicó sigue llamando a los habitantes de estas islas a la conversión, a una nueva vida y a un futuro de esperanza. Estando entre vosotros como Sucesor del Apóstol Pedro, os invito a escuchar con nuevo espíritu la Palabra de Dios, como hicieron vuestros antepasados, y a dejar que ella cuestione vuestros modos de pensar y de vivir".
"Desde este lugar santo, en el que la predicación apostólica comenzó a difundirse por primera vez en estas islas, os invito a cada uno de vosotros a aceptar el desafío apasionante de la nueva evangelización. Vivid de manera cada vez más plena vuestra fe con vuestros familiares y amigos, en vuestros barrios y lugares de trabajo, así como en todo el tejido de la sociedad maltesa. De modo particular, animo a los padres, profesores y catequistas a hablar a los demás, y en especial a los jóvenes, que son el futuro de Malta, de vuestro encuentro vivo y personal con Jesús resucitado. ‘La fe se fortalece dándola’".
El Santo Padre indicó que "la manifestación de vuestra fe favorece el encuentro con Dios, que en su omnipotencia toca el corazón del hombre. De este modo, introduciréis a los jóvenes en la belleza y riqueza de la fe católica, ofreciéndoles una sólida catequesis e invitándolos a participar cada vez más activamente en la vida sacramental de la Iglesia".
"El mundo necesita este testimonio. Frente a tantas amenazas contra el carácter sagrado de la vida humana, y la dignidad del matrimonio y la familia, ¿no será necesario recordar constantemente a nuestros contemporáneos la grandeza de nuestra dignidad de hijos de Dios y la sublime vocación que hemos recibido en Cristo? ¿Acaso no necesita la sociedad recuperar y defender aquellas verdades morales fundamentales que son la base de la auténtica libertad y del genuino progreso?"
Finalmente el Papa comentó su reflexión, ante la gruta, "sobre el gran don espiritual que Pablo entregó a Malta, y he rezado para que podáis mantener íntegra la herencia que os ha confiado el gran Apóstol. Que el Señor os confirme, a vosotros y a vuestras familias, en la fe que actúa a través del amor, y os convierta en testigos gozosos de la esperanza que no defrauda. Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado. ¡Aleluya!"
Para leer el discurso completo ingrese a: http://www.aciprensa.com/benedictoxvi/viajes/malta2010/documento.php?doc_id=264