Diversos obispos de Irak denunciaron en un reciente mensaje la continua ola de violencia islámica contra los cristianos en este país, que ha cobrado la vida de cinco personas en la última semana. Los prelados exigen al gobierno que tomen acciones concretas para detener esta matanza,
En entrevista concedida a la agencia vaticana Fides, el Arzobispo Siro-Católico de Mosul, Mons. Georges Casmoussa, señaló que "las autoridades tienen que asumir plenamente la responsabilidad de salvaguardar la presencia cristiana en Mosul. Es necesario una intervención internacional que obligue al gobierno central y al local a actuar inmediatamente".
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Hace dos días, la quinta y más reciente víctima en una semana fue un cristiano ortodoxo de 57 años, quien había sido raptado la semana anterior.
Es por eso que los Obispos de Mosul y algunos líderes cristianos han escrito y entregado al gobierno local una exhortación para detener esta matanza. Mons. Casmoussa ilustró a la Agencia Fides los contendidos de dicho mensaje firmado por Mons. Gregorios Saliba, Arzobispo Siro-ortodoxo, por Mons. Emile Nona, Arzobispo Caldeo-católico de Mosul, y por él mismo.
El mensaje denuncia la violencia contra "nuestros hijos cristianos en la ciudad de Mosul", con el asesinato de personas pacíficas e inocentes, evidenciado "un plan premeditado para presionar a las Iglesias cristianas, para poder llevar adelante una cierta agenda". Todos los esfuerzos de los líderes religiosos de la ciudad, cristianos y musulmanes, no han podido parar la violencia contra los fieles de Cristo, afirma el texto: "estos continuos actos nos llevan a pensar que no somos deseados en esta ciudad, que es nuestra patria".
Los Obispos recuerdan que "los cristianos han participado directamente y con gran eficacia en la edificación de la civilización en Mosul", en la ciudad y en toda la región, ofreciendo un fecundo aporte al arte, a la cultura, al pensamiento y a la creatividad, además de la economía y la sociedad. Los cristianos son reconocidos por todos como "elementos pacíficos y constructivos de la sociedad".
Ante esto los obispos cuestionan: "¿Es de esta manera que somos recompensados? ¿Con la expulsión de nuestra ciudad, con la marginación de la vida pública, botándonos de nuestra tierra? ¿El Estado permanecerá indiferente?".
Los obispos solicitan al gobierno de Mosul y al gobierno central en Bagdad que "asuman plenamente su responsabilidad de trabajar por la seguridad de los ciudadanos, especialmente por los fieles de las minorías cristianas, que son los más vulnerables y los más pacíficos entre los pacíficos."
El mensaje concluye: "exigimos que los hombres del gobierno le den prioridad al respeto de la ley y del estado, tutelen la seguridad y la confianza de los ciudadanos". "Le pedimos a los gobernantes de no desperdicien sus fuerzas luchando entre ellos por el poder y la hegemonía", sino más bien que "persigan las acciones criminales para que sean llevados ante la justicia los ejecutores y los mandantes" de la violencia.