Varios expertos consideraron que la polémica desatada por las declaraciones de José Saramago con respecto a la Biblia, que calificó como “un manual de malas costumbres, un catálogo de crueldad”, debe llevar la Iglesia Católica a valorar la cultura bíblica y combatir la ignorancia sobre este texto fundamental.
Al promocionar su última novela titulada “Caín”, que ironiza sobre el Génesis, Saramago afirmó que sin la Biblia, "un libro que tuvo mucha influencia en nuestra cultura y hasta en nuestra manera de ser", los seres humanos serían "probablemente mejores".
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En declaraciones a la agencia portuguesa Ecclesia, Mons. Manuel Clemente, Obispo de Porto y presidente de la Comisión Episcopal de Cultura, indicó que "una personalidad como José Saramago, que tiene un innegable mérito literario, debería ser más riguroso cuando habla de la Biblia, porque no se puede decir de los hechos y de los autores bíblicos lo que Saramago dice”.
El Obispo afirmó que “bastaría leer la introducción a cualquier libro de la Biblia, como el Génesis, para saber que son lecturas religiosas acerca del historia de Israel”, después recogidas como “historias bíblica para todos los cristianos y todos los creyentes”.
Mons. Manuel Clemente dice que Saramago utilizó un discurso de “tipo ideológico, no histórico ni científico” que revela una “ingenuidad sentimental” cuando hace incursiones bíblicas.
El Padre Manuel Morujão, secretario de la Conferencia Episcopal Portuguesa, también lamentó la “superficialidad” con que Saramago trató la Biblia, considerando que “entrar en un género de ofensa no queda bien a nadie”, sobretodo a quien tenga un estatuto de premio Nobel de Literatura.
“Una crítica no debe ser una ofensa, debe ser hecha con respeto y humildad. Hay aquí una clara exageración, que no nos gustaba ver en él (José Saramago, NDR)”, añadió que las afirmaciones del Nobel de la Literatura “hieren los sentimientos” de más de dos mil millones de creyentes.
Para el biblista portugués Fernando Ventura, Capuchino, José Saramago tiene la exigencia intelectual de informarse antes de escribir.
“La Biblia puede ser leída por alguien que no tiene fe, pero supone alguna honestidad intelectual de parte de quien la lee”, afirmó, acusando a Saramago de “una gigantesca falta” de esa honestidad.
Más grave, añadió el P. Ventura, es el desconocimiento “de lo que son los géneros literarios” o del lugar del “mito” en la literatura, lo que considera especialmente negativo en un escritor, que opinó “sobre un ámbito que no domina”.
“No saber situar el texto en el contexto es imperdonable para un escritor”, afirmó.
El biblista espera que esta polémica sirva como “provocación” para que los católicos se cuestionen sobre la mejor manera de contestar a un “golpe publicitario” que alcanza un medio marcado por una “atroz ignorancia bíblica”.
A pesar de admitir la ignorancia de muchos católicos con relación a la Biblia, el P. Manuel Morujão dijo que un escritor de la altura de José Saramago tiene más responsabilidades que el ciudadano común. Para el secretario de la CEP, el “estatuto Nobel” no le da el derecho de entrar en campos que “no conoce suficientemente”.
“La Biblia, que tiene 76 libros, debe ser interpretada en la diversidad de los géneros literarios”, señaló.
El P. Morujão confesó que esperaba “más” del prémio Nobel, “independientemente de su ideología”, y le recomendó “humildad” en las opiniones, para que éstas no se presenten como “pseudodogmas”.
El P. Manuel Morujão también abogó por una mayor promoción “de la cultura bíblica” y el conocimiento de un texto en el que “Jesús hasta manda a amar los enemigos”.