Esta mañana se dio a conocer el mensaje del Papa Benedicto XVI con ocasión de la 83º Jornada Misionera Mundial que este año se celebra el domingo 18 de octubre. En el mismo, el Santo Padre destaca que la Iglesia no busca "extender su poder" sino que existe para llevar la salvación de Cristo a todos los pueblos.
En el mensaje titulado “Las naciones caminarán en su luz", el Papa señala que el “objetivo de la misión de la Iglesia es en efecto iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena y su cumplimiento. Debemos sentir el ansia y la pasión por iluminar a todos los pueblos, con la luz de Cristo, que brilla en el rostro de la Iglesia, para que todos se reúnan en la única familia humana, bajo la paternidad amorosa de Dios”.
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“Es en esta perspectiva que los discípulos de Cristo dispersos por todo el mundo trabajan, se esfuerzan, gimen bajo el peso de los sufrimientos y donan la vida. Reafirmo con fuerza lo que ha sido varias veces dicho por mis venerados Predecesores: la Iglesia no actúa para extender su poder o afirmar su dominio, sino para llevar a todos a Cristo, salvación del mundo”.
“Nosotros no pedimos sino el ponernos al servicio de la humanidad, especialmente de aquella más sufriente y marginada, porque creemos que ‘el esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo... es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad’, la cual ‘está conociendo grandes conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas y de la misma existencia’”, continúa el mensaje de Benedicto XVI.
Este deber de la Iglesia universal, “sin confines y sin fronteras” la hace “responsable del anuncio del Evangelio a pueblos enteros. Ella, germen de esperanza por vocación, debe continuar el servicio de Cristo al mundo. Su misión y su servicio no son a la medida de las necesidades materiales o incluso espirituales que se agotan en el marco de la existencia temporal, sino de una salvación trascendente, que se actúa en el Reino de Dios”, señala el Papa recordando la enseñanza de Pablo VI en la Evangelii nuntiandi.
Seguidamente el Pontífice resalta el testimonio de aquellos que sufren persecución a causa de la fe católica y explicó que a través del martirio también se ha de evangelizar.
“La participación en la misión de Cristo, en efecto, marca también la vida de los anunciadores del Evangelio, para quienes está reservado el mismo destino de su Maestro. ‘Recordad lo que os dije: No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán’ (Jn 15,20). La Iglesia sigue el mismo camino y sufre la misma suerte de Cristo, porque no actúa según una lógica humana o contando con las razones de la fuerza, sino siguiendo la vía de la Cruz y haciéndose, en obediencia filial al Padre, testigo y compañera de viaje de esta humanidad”, dice el Papa.
Luego de agradecer el trabajo de las Obras Misionales Pontificias, Benedicto XVI pide a todos los católicos que “recen al Espíritu Santo para que aumente en la Iglesia la pasión por la misión de difundir el Reino de Dios, y que sostengan a los misioneros, las misioneras y las comunidades cristianas comprometidas en primera línea en esta misión, a veces en ambientes hostiles de persecución”.
Al mismo tiempo, prosigue el Papa, “invito a todos a dar un signo creíble de comunión entre las Iglesias, con una ayuda económica, especialmente en la fase de crisis que está atravesando la humanidad, para colocar a las Iglesias locales en condición de iluminar a las gentes con el Evangelio de la caridad”.
Finalmente Benedicto XVI hace votos para que “nos guíe en nuestra acción misionera la Virgen María, estrella de la Nueva Evangelización, que ha dado al mundo a Cristo, puesto como luz de las gentes, para que lleve la salvación ‘hasta el extremo de la tierra’”.