El Arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, denunció que cada vez resulta más evidente que tanto la Iglesia Católica como el Papa Benedicto XVI se enfrentan a “un eje mundial laicista, formado por elementos significativos de la Unión Europea, las Naciones Unidas y, más recientemente, Estados Unidos”.
“Este eje se ha mostrado incapaz de aceptar algo que no sean sus propios valores. Y así, pese a las evidencias científicas, en nombre de la razón ha criticado irracionalmente al Papa y se ha mostrado irracional frente a la moral y fe de la Iglesia Católica”, señaló el Arzobispo en su más reciente reflexión semanal.
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Según Mons. Gil Hellín, “el mundo corre el riesgo de abrazar una nueva dictadura: la dictadura del relativismo”
El Arzobispo evaluó los recientes ataques contra el Papa por una afirmación sobre el preservativo. “Si fuera una salida de tono del Papa tendría una cierta justificación. Pero lo que el Papa ha dicho es compartido por la comunidad científica internacional, sea o no católica. Estamos, pues, ante la respuesta de un laicismo cada vez más radical, que no da ningún valor a la ética cristiana ni está dispuesto a contar con el cristianismo a la hora de buscar soluciones a los gravísimos problemas que aquejan a nuestra sociedad”.
Mons. Gil Hellín advirtió que “este laicismo radical se ha ido incubando en Europa en los últimos decenios. Pero se ha agudizado de modo especial desde la caída del muro de Berlín”.
Asimismo, consideró que “Estados Unidos se había mantenido más o menos ajeno a esta realidad. Eso explica que el Papa viese en ellos una laicidad más esperanzadora y menos hostil”.
“En efecto, aunque todavía no con tanta fuerza como en Europa, las fuerzas laicistas se han envalentonado cada vez más en Estados Unidos, intentando marginar a la Iglesia y etiquetar sus enseñanzas sobre el matrimonio y la vida como desfasadas, cuando no fanáticas”, denunció.
También advirtió que “la hostilidad hacia la Iglesia ha aumentado también en los medios de comunicación. Funcionarios clave de las Naciones Unidas, de algunas naciones de Europa y los medios internacionales con conexiones en Estados Unidos y Gran Bretaña, asumieron rápidamente que Benedicto XVI estaba equivocado sobre el preservativo”.