En la segunda fase de su peregrinación a Tierra Santa, el Papa Benedicto XVI arribó esta mañana al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, Israel. En su discurso agradeció la acogida, deploró el “repugnante” antisemitismo que aún existe en el mundo y alentó a la comunidad cristiana en Tierra Santa a trabajar por la paz en la región.
El Papa fue recibido por el Presidente del Estado de Israel, Shimon Peres y por el Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, además de las autoridades civiles y políticas y los Ordinarios de Tierra Santa.
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En sus palabras, agradeció la bienvenida al Estado de Israel, "una tierra que para muchos millones de creyentes en todo el mundo es santa; una tierra santificada por los pasos de los patriarcas y los profetas, una tierra que los cristianos veneran especialmente porque fue el lugar de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Yo, como muchos otros antes, vengo a rezar en los santos lugares, a rezar en especial por la paz, paz aquí en Tierra Santa y en todo el mundo".
El Papa recordó que la Santa Sede y el Estado de Israel "comparten muchos valores, sobre todo el de dar a la religión el lugar que le corresponde en la vida de la sociedad. La justa ordenación de las relaciones sociales presupone y requiere el respeto de la libertad y la dignidad de todo ser humano que cristianos, musulmanes y judíos creen que ha sido creado por un Dios amoroso y que está destinado a la vida eterna. Cuando la dimensión religiosa de la persona se niega o margina, se tambalean las bases de la justa comprensión de los derechos humanos inalienables".
"Trágicamente, el pueblo judío ha sufrido las terribles consecuencias de las ideologías que niegan la dignidad fundamental de la persona. Es justo y adecuado que, durante mi estancia en Israel, tenga la oportunidad de rendir homenaje a la memoria de los seis millones de judíos víctimas de la Shoah y de rezar para que la humanidad no vuelva a ser testigo de un crimen de magnitud semejante. Tristemente, el antisemitismo sigue levantando su repugnante cabeza en muchas partes del mundo. Es absolutamente inaceptable. Hay que hacer todos los esfuerzos posibles para combatir el antisemitismo en cualquier lugar y para promover el respeto y la estima por los miembros de todo pueblo, tribu, lengua y nación del mundo", indicó.
Agregó que "durante mi estancia en Jerusalén tendré el placer de encontrar a muchos de sus líderes religiosos. Las tres religiones monoteístas comparten una veneración especial por esa ciudad santa. Espero fervientemente que todos los que peregrinan a los santos lugares accedan a ellos libremente y sin restricciones para tomar parte en las ceremonias religiosas y fomentar la digna conservación de los edificios de culto en los espacios sacros".
Benedicto XVI recordó que aunque el nombre Jerusalén signifique ciudad de paz, "es evidente que durante décadas la paz ha escapado trágicamente de los habitantes de esta tierra santa. Los ojos del mundo están fijos en los pueblos de esta región en su lucha por alcanzar una solución justa y duradera a los conflictos que han causado tantos sufrimientos. Las esperanzas de innumerables hombres, mujeres y niños en un futuro más seguro y estable dependen del resultado de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos".
"Unido a todas las personas de buena voluntad suplico a sus responsables que exploren todos los caminos posibles para resolver con justicia las dificultades pendientes de modo que ambos pueblos vivan en paz en su propia patria con fronteras seguras y reconocidas internacionalmente. A este respecto, espero y rezo para que se cree pronto un clima de mayor confianza que haga posible que las partes progresen realmente en el camino de la paz y la estabilidad", indicó.
El Santo Padre finalizó su discurso dirigiéndose a los católicos y recordó que presenciará en Nazaret la conclusión del Año de la Familia. "La familia es la primera e indispensable maestra de paz y por lo tanto tiene un papel esencial para sanar las divisiones de la sociedad humana en todos los niveles".
"Hablo ahora a las comunidades cristianas de Tierra Santa: mediante vuestro testimonio fiel de aquel que predicó el perdón y la reconciliación, con vuestro compromiso de defender el carácter sacro de toda vida humana, podéis dar una contribución particular al fin de las hostilidades que han afligido durante tanto tiempo esta tierra. Rezo para que vuestra presencia continua en Israel y en los Territorios Palestinos sea fructuosa para promover la paz y el respeto mutuo entre los pueblos que viven en las tierras de la Biblia".
Finalizada la ceremonia el Papa se desplazó en helicóptero al helipuerto del Monte Scopus en Jerusalén, donde fue recibido por el alcalde Nir Barkat y desde allí se trasladó en automóvil a la delegación apostólica de Jerusalén para el almuerzo.
El Santo Padre realizará esta tarde una visita de cortesía al presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, visitará el Memorial de "Yad Vashem" y se encontrará con los miembros de organizaciones para el diálogo interreligioso en el "Notre Dame of Jerusalem Centre".