El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, recordó que la educación de la persona humana es una tarea propia de la familia y esta "vocación educadora" cobra una importancia mayor en las sociedades individualistas.
En una carta circular con motivo de la XXIV Jornada Diocesana de Enseñanza que se celebrará este fin de semana, el Cardenal Rouco sostuvo que "es tarea propia de la familia la educación de la persona humana".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Para el Arzobispo de Madrid, "en una sociedad individualista, como la nuestra, donde la influencia cultural tiende a forjar un hombre fragmentado y fascinado por una libertad desvinculada, aún cobra más importancia la vocación educadora de la familia como instancia humanizadora".
"En ella, el individuo experimenta la importancia irremplazable de sentirse amado para aprender a amar, librándole de la experiencia de la soledad –en la que tantas veces se encuentra– cuando busca la felicidad reduciéndola a la mera satisfacción de los deseos", indicó.
Asimismo, reconoció que, "siendo fundamental el quehacer educativo de la familia, ésta necesita de otras instancias que le ayuden a conseguir la formación integral de los hijos, pues en sí misma es incapaz de ofrecerles toda la ayuda que necesitan".
El Cardenal Rouco precisó que "la escuela, siempre de forma subsidiaria a los padres y en íntima colaboración con ellos, ha de procurar educar a los alumnos de manera que aprendan a ser personas, para lo cual no basta con transmitir sólo conocimientos y habilidades prácticas, sino también educar las conciencias en la virtud".
"Es fácil dejarse llevar por el desánimo ante el malestar de tantas familias, que no saben cómo educar a sus hijos, y tantos profesores cristianos que se sienten contrariados en su actividad docente por la presión de algunas corrientes culturales, que promueven unos modelos de comportamiento alejados de la verdad que ayuda a dar sentido a la vida", admitió.
Por eso urgió a "recuperar el impulso misionero de las familias y los docentes cristianos que devuelvan a las nuevas generaciones de niños y jóvenes la capacidad de vivir en plenitud".
La jornada se celebrará con el lema "El profesor cristiano, testigo de una experiencia". Con motivo del Año Paulino, el Arzobispo propuso la figura de San Pablo como "un estímulo y una ayuda para los profesores cristianos a la hora de vivir su vocación al servicio de la tarea educativa", ya que San Pablo es "maestro, apóstol y heraldo de Jesucristo, que quiere hablar con nosotros hoy".
"El profesor cristiano, siguiendo el ejemplo del apóstol, ha de procurar ser un testigo fiel de la fe y la verdad", afirmó y agregó que "el profesor cristiano, desde su profunda convicción de fe y aprovisionado de un conjunto de competencias culturales, psicológicas y pedagógicas, deba acompañar a los alumnos en la búsqueda de la verdad, ayudándoles a sortear los atajos del subjetivismo, relativismo y nihilismo, tan presentes en nuestra sociedad, que les incapacita para una apertura a la trascendencia y una acogida libre sincera de la verdad revelada en Jesucristo".