El Arzobispo de Denver, Mons. Charles Chaput, recordó que los políticos católicos en Estados Unidos –y en cualquier otro país–, no deben ni pueden apoyar el aborto.
En su comunicado "Funcionarios Públicos y Razonamiento Moral", el Prelado expuso el caso de dos políticos que se dicen católicos y que han aparecido en un programa de la cadena televisiva NBC llamado "Meet the Press" (Encuentro con la prensa) apoyando el aborto: la Presidenta del Congreso, Nancy Pelosi; y el senador y candidato demócrata a la vicepresidencia del país, Joseph Biden.
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Mons. Chaput precisa en el texto que cuando en este programa se le preguntó al segundo de los mencionados "cuando comienza la vida, el Senador Biden dijo que 'es un asunto personal y privado'. Pero en realidad, la biología moderna sabe exactamente cuando comienza la vida humana: al momento de la concepción. La religión no tiene nada que ver con esto".
Al hablar luego de la perspectiva del pluralismo de este candidato a la vicepresidencia, el Arzobispo de Denver comenta que "ciertamente, es verdad que necesitamos reconocer los puntos de vista de otras personas y ceder cuando es posible, pero no al precio del derecho de vida de un niño en desarrollo".
El aborto, subraya, "siempre involucra el asesinato intencional de una vida inocente, y es siempre, gravemente perverso".
El enérgico apoyo de Biden a " la decisión Roe vs. Wade de la Corte Suprema de 1973 y el falso 'derecho' al aborto que ésta establece, no puede ser excusado por ningún católico serio. El apoyo a Roe y al 'derecho a elegir' un aborto, simplemente disfraza lo que el aborto es y lo que el aborto hace. Roe es una ley mala. Mientras exista impide devolver el tema del aborto a los estados a donde pertenece, de tal manera que el pueblo americano pueda decidir su futuro a través de un debate y una legislación justas", destaca Mons. Chaput.
Tras precisar luego que otro argumento falaz de Biden es afirmar que "los católicos 'no pueden' imponer sus ideas religiosas al resto del país", el Arzobispo indica que "la oposición al aborto es un asunto de derechos humanos, no una opinión religiosa. Y el senador sabe muy bien, como legislador, que toda ley implica la imposición de las convicciones de algunas personas sobre todos los demás. Esa es la naturaleza de la ley".
Ante esta situación, prosigue el Prelado, "si nosotros nos decimos católicos, entonces los católicos norteamericanos, incluyendo los funcionarios públicos que se describen a sí mismos como católicos, necesitan actuar en consecuencia".
"Tenemos que poner punto final a Roe y a la permisiva industria del aborto que ésta permite. De lo contrario, todos nosotros desde los senadores y los miembros del Congreso hasta los laicos católicos en las bancas fallarán no sólo como creyentes y discípulos, sino también como ciudadanos", finaliza.