El Arzobispo de Santo Domingo y Primado de América, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, ratificó que la Iglesia Católica tiene el derecho a hacer el juicio moral que crea conveniente "sobre las diversas situaciones que pongan en juego los derechos humanos", como el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, amenazado en el polémico proyecto de constitución impulsado por el Presidente Rafael Correa.
Así lo expresó el Purpurado dominicano en la Misa de Clausura del 3º Congreso Americano Misionero (CAM3) que concluyó ayer en Quito, Ecuador, con el lanzamiento de la Gran Misión Continental. De esta forma apoyó las acciones del Episcopado ecuatoriano que ha tomado una postura crítica ante el polémico proyecto de Constitución anti-vida y anti-familia que será sometido a referéndum.
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"No necesita la iglesia privilegios en el orden civil sino el espacio para anunciar sin cortapisas su fe y su doctrina moral acerca de la vida personal, familiar y social, emitiendo, cuando sea oportuno y necesario, su juicio moral sobre las diversas situaciones que pongan en juego los derechos humanos", dijo el también Enviado Especial del Papa para este evento.
"Elevemos oraciones públicas para que sea garantizado el derecho a la vida de los no nacidos, salga respetado el orden natural de la vida, de la familia y sus derechos", alentó el Cardenal.
Por su parte, el Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y Arzobispo de Guayaquil, Mons. Antonio Arregui Yarza, cuestionó que en América Latina se esté atacando "la tendencia natural" de que la familia esté fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Para el Prelado ecuatoriano, el polémico proyecto de Carta Magna impulsado por el Presidente Rafael Correa, confeccionado con ayuda de consultores socialistas españoles, busca "una reformulación antropológica profunda que otorgue envoltura de derecho a toda opción sexual y convierta en campo libre los orígenes de la vida, la constitución de la familia, la opción de provocar abortos como parte de la soberanía personal".
Asimismo expresó que la Iglesia "no cesará de preocuparse por el bien común. En especial por la defensa de principios éticos no negociables" establecidos por el Papa Benedicto XVI sobre la defensa de la vida, la familia y el derecho de los padres de educar según las propias convicciones a sus hijos.
El Arzobispo también explicó que el desafío de la Iglesia en Ecuador es "evangelizar para que ni la mujer, ni los pobres, tan centrales en el amor de Cristo se vean arrastrados por la ruta de las falsas esperanzas, semillas de futuros sufrimientos muy grandes".