El Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, Cardenal Camillo Ruini, presidió la clausura de la fase diocesana del proceso de canonización del Obispo Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer.
La ceremonia se realizó hoy en el Palacio del Laterano en Roma, en presencia del actual Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría Rodríguez, miembros de la prelatura personal; y amigos del fallecido obispo.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En su discurso, el Cardenal Ruini recordó que Mons. del Portillo fue "un ejemplo de fidelidad en el seguimiento del espíritu de santificación en el trabajo y en la vida ordinaria", y por eso su ejemplo debe ser un estímulo para "contagiar el amor a Dios y al prójimo, a muchas personas".
Su vida
La causa de canonización de Mons. Del Portillo se abrió el 5 de marzo de 2004. Esta primera fase se ha desarrollado en dos tribunales, uno del Vicariato de Roma y otro de la Prelatura del Opus Dei, que aún no ha concluido sus sesiones.
El siguiente paso en el proceso, una vez que el tribunal de la Prelatura del Opus Dei concluya sus sesiones, es "la elaboración de la positio, una biografía del candidato a los altares que debe demostrar que éste ha vivido en grado heroico las virtudes cristianas", para luego ser presentada por el postulador de la causa, Mons. Flavio Capucci, a la Congregación para las Causas de los Santos para que la estudie y emita su dictamen, informaron los miembros de la prelatura personal.
Mons. Álvaro del Portillo y Diez de Sollano nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. El 7 de julio de 1935, siendo todavía estudiante de ingeniería, pidió su admisión en el Opus Dei y tras la guerra civil española, permaneció junto al Fundador como su colaborador más cercano. El 25 de junio de 1944 recibió la ordenación sacerdotal, siendo uno de los tres primeros sacerdotes del OD.
En 1946 se trasladó a Roma, donde desempeñó varios encargos al servicio de la Santa Sede. En 1975 sucede a San Josemaría tras su muerte.
Murió en Roma el 23 de marzo de 1994. Sus restos descansan en la cripta de la iglesia prelaticia del Opus Dei, dedicada a Santa María de la Paz, en Roma.