La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un llamado a la sociedad nacional a valorar el don de la maternidad, así como proteger y promover a las madres que trabajan.
Con motivo del Día de la Madre que se celebró ayer en México, los obispos recordaron que sin desacreditar a los padres, "la mujer desempeña el papel más importante al comienzo de la vida de todo ser humano. En virtud del embarazo y del parto, está unida íntimamente a su hijo, sigue más de cerca todo su desarrollo, es inmediatamente responsable de su crecimiento, y participa más intensamente en su alegría, en su dolor y en sus riesgos en la vida".
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"Para la mayoría de las mujeres, el papel de esposa y madre es central en su identidad, felicidad y vida. Por lo tanto, existen derechos naturales inherentes a la maternidad, que deben ser reconocidos y apoyados", aseguraron.
Asimismo, pidieron que "como sociedad debemos estar al lado de cada mujer que espera un hijo; debemos rodear de atención particular la maternidad y el gran acontecimiento de la concepción y el nacimiento del ser humano. Es necesario redoblar esfuerzos para que la dignidad de esta vocación espléndida no se destroce en la vida interior de las nuevas generaciones; para que no disminuya la autoridad de la mujer-madre en la vida familiar, social y pública, en la cultura, en la educación, y en todos los campos de la vida".
Los obispos lamentaron que algunos miren "a la maternidad como un límite para el desarrollo de la mujer, una restricción de su libertad y de su deseo de tener y realizar otras actividades. Así, muchas mujeres se sienten impulsadas a renunciar a la maternidad para poder dedicarse a una labor profesional. Muchas, incluso, reivindican el derecho a suprimir en sí mismas la vida de un hijo mediante el aborto, como si el derecho que tienen sobre su cuerpo implicara un derecho de propiedad sobre su hijo concebido".
"Urge valorar la maternidad como misión excelente de las mujeres. La mujer es insustituible en el hogar, la educación de los hijos y la transmisión de la fe. Pero esto no excluye la necesidad de su participación activa en la construcción de la sociedad. Es necesaria la elaboración de programas, leyes y políticas públicas que permitan armonizar la vida laboral de la mujer con sus deberes de madre de familia", pidieron.
En este sentido, recordaron que "la verdadera promoción de la mujer exige que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones".
"Invitamos a los católicos, a los hombres y mujeres de buena voluntad, a apoyar el valor de la maternidad, para que la mujer siga siendo merecedora de amor y admiración. Debemos hacer lo imposible para que los hijos, la familia, la sociedad descubran en ella la misma dignidad que vio Cristo en la mujer", concluyeron.