La Directora de la Oficina Internacional de la Fundación Vida (FV), Paulina Sada, señaló que "la Unión Europea es tan solo una unión de mercaderes, que se preocupa únicamente de posicionarse a favor de los negocios, aunque sea negociar con la muerte de inocentes, puesto que allí encontrarán beneficios económicos".
En recientes declaraciones, Sada lamentó que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa haya aprobado una resolución en la que exige a los estados pertenecientes a esta institución que despenalicen el aborto si aún no lo han hecho y levanten las restricciones para esta práctica anti-vida.
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"Esta postura significa que el Consejo de Europa atenta contra sus principios, puesto que el primero de sus objetivos fundacionales es la defensa de los Derechos Humanos, y no se puede apostar por éstos si se recomienda oficialmente el asesinato de niños en el vientre de su madre", aseveró.
Ante esta contradicción, la FV constata "la doble moral europea" pues propone principios "que incumple cuando le conviene tan sólo por presiones económicas y en aras de un supuesto progreso, guiada por el hedonismo, que se antepone a valores universales sobre los que luego pretende dar lecciones y de los que se postula defensor universal, para luego sancionar a terceros por incumplirlos", indicó Sada.
Asimismo, calificó de sinsentido la promoción del aborto desde el Consejo de Europa cuando hay "avances científicos, que demuestran cada vez con más nitidez que la vida empieza en el momento de la fecundación".
"Estamos ante un ejemplo flagrante de la corrupción que sufre Europa", denunció la Directora de FV, y agregó que el tema del aborto va más allá de "los derechos reproductivos y de la influencia de la religión en estos países" pues "se trata de la legalización de un asesinato que acaba con un niño y con la psique de la madre que recurre él".
En otro momento, señaló que es preocupante que lamente que en Europa "solo" se realicen entre 500 y 800 mil abortos al año por las dificultades existentes para realizar este infanticidio en los países miembros.
"Es inaceptable que desde tan alta institución se lamente como escaso el asesinato de ese número de seres humanos y se promueva su masificación", subrayó Sada. "Es un nuevo ejemplo de esta cultura de la selva, en la que los más débiles pagan por una decisión en muchas ocasiones no reflexiva e incluso forzada", concluyó.