La oposición de algunos intelectuales a la visita del Papa Benedicto XVI a la Universidad "La Sapienza" de Roma, que culminó en la postergación de la misma, es un signo de temor al diálogo entre fe y razón, afirma el matemático italiano Giorgio Israel en un artículo del diario oficioso del Vaticano, L'Osservatore Romano.
Israel, quien es profesor en la citada universidad, comenta en su artículo que la protesta contra el Pontífice "es particularmente sorprendente dado que las universidades italianas en teoría están abiertas a todo tipo de posición, con lo cual no tiene sentido que solo se le quiera negar el acceso al Papa".
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En su opinión, la razón por la que esta "apertura" liberal se ha hecho a un lado con Benedicto XVI "ha sido explicada por Marcello Cini –uno de los intelectuales opuestos a la visita papal– en su carta al Rector". "Lo que Cini considera 'peligroso' es el hecho que el Papa trate de abrir el diálogo entre fe y razón, que restablezca la conexión entre las tradiciones judeo-cristiana y griega, y que afirme que ciencia y fe no están separadas por una pared impenetrable", explica el matemático.
"Entonces, la oposición a la visita del Papa –prosigue Israel– no está motivada por un principio abstracto del secularismo. La oposición es de naturaleza ideológica y tiene a Benedicto XVI como objetivo específico por hablar sobre la ciencia y la relación entre ésta y la fe, en vez de limitarse a hablar sobre fe".
El matemático de La Sapienza indica asimismo que la carta de algunos científicos que critican al Papa sobre su justificación de la posición de la Iglesia en el caso de Galileo en el pasado "es solo expresión de un sentimiento contra la persona del mismo Santo Padre".
De hecho, este grupo de científicos criticó al entonces Cardenal Ratzinger por citar, durante una conferencia en La Sapienza el 15 de febrero de 1990, al filósofo de la ciencia, Paul Feyerabend, quien decía que en la época de Galileo, "la Iglesia permaneció más fiel a la razón que el mismo Galileo". En su artículo, Israel dice que las críticas de estos estudiosos hacia el Pontífice se deben a que no han leído la conferencia completa.
De acuerdo al matemático, la cita de un científico agnóstico y de otros no fueron usadas por el entonces Cardenal para defender a la Iglesia, sino para "subrayar el punto sobre cómo la modernidad se ha vuelto dubitativa de sí misma así como de la ciencia y la tecnología actuales". En otras palabras, lo que el Papa dijo en aquella ocasión "era una clara defensa de la racionalidad de Galileo contra el escepticismo y el relativismo de la cultura postmoderna", añadió.
Para Israel tal "desatenta, superficial y descuidada lectura" de la conferencia del Papa de 1990 debería ser considerada "una vergüenza y un error profesional".
"Pero temo que aquí el rigor intelectual tenga poco que ver y que la intención es construir una barrera a cualquier costo", especialmente si se tiene en cuenta que algunos de los firmantes de la carta contra el Papa "nunca han expresado una palabra crítica contra el fundamentalismo islámico o contra quienes niegan la Shoah (holocausto judío)", continua.
"Eso es solo una parte de la cultura secularista que no tiene argumento, y así sataniza, no argumenta como cultura verdaderamente secular, sino que crea monstruos", advierte.
"Por eso la amenaza contra el Papa es una tragedia desde la perspectiva cultural y cívica", concluye.
En días anteriores, un grupo de profesores de esta casa de estudios escribió una carta solicitando que se cancelara la visita del Papa para así respetar "la naturaleza secular de la ciencia" y que la Universidad está abierta a "estudiantes de toda creencia e ideología". Además un grupo de alumnos laicistas indicó que recibirían al Santo Padre con carteles de protesta y música a todo volumen.