Durante la Misa con la que dio inicio a la 35 Congregación General de la Compañía de Jesús, el Cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, pidió a los hijos de San Ignacio ayudar a restaurar el "Sensus Ecclesiae" –sentido de Iglesia– y la fidelidad al Santo Padre al interior de la vida consagrada en la Iglesia.
La Misa, celebrada el lunes por la mañana en la histórica iglesia "Del Gesú" en Roma, inauguró la Congregación General que elegirá un nuevo Superior en sustitución del P. Peter-Hans Kolvenbach.
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En la homilía, el Cardenal señaló que "la elección de un nuevo Prepósito General tiene un valor fundamental para la vida de la Orden", y que esta "es la segunda vez en la historia" de la Compañía, fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola, "que se reúne una Congregación general para elegir un nuevo Prepósito General viviendo todavía el predecesor".
El Purpurado señaló también que la Congregación se reúne también "para tratar materias importantes y muy difíciles que afectan tanto al cuerpo de la Compañía, como también al modo con el cual actualmente esa procede".
Temas fundamentales como son "la identidad del jesuita hoy, el significado y los valores del voto de obediencia al Santo Padre que desde siempre ha cualificado a esta Familia religiosa, la misión de la Compañía en el contexto de la globalización, de la marginación, la vida comunitaria, la obediencia apostólica, la pastoral vocacional, y otras temáticas importantes".
"Son muchos los Institutos de vida consagrada que participan de la espiritualidad ignaciana –advirtió el Cardenal– y miran con atención a vuestras elecciones; como son muchos también los futuros sacerdotes que se preparan en vuestras universidades; y son muchas las personas que frecuentan vuestros centros educativos con el deseo de encontrar una respuesta a los desafíos que la ciencia, la técnica, la globalización, la inculturación, el consumismo, la miseria, ponen a la humanidad, a la Iglesia y a la fe, con la esperanza de recibir una formación que los haga capaces de construir un mundo de verdad y de libertad, de justicia y de paz".
El Cardenal Rodé advirtió a los jesuitas que "la autenticidad de la vida religiosa se caracteriza por el seguimiento a Cristo y la consagración exclusiva a Él y a su Reino" y que "no se puede separar la consagración al servicio de Cristo de la consagración al servicio de la Iglesia".
"Con tristeza e inquietud comprobamos dos elementos que hay que profundizar", dijo el Purpurado: "el sensible decaimiento en algunos miembros de las familias religiosas de sentire cum Ecclesia" y por otra parte, "el creciente alejamiento de la Jerarquía".
Respecto al primer punto, el Cardenal Rodé ha indicado que está en las manos de los delegados de la 35 Congregación General de la Compañía de Jesús el restaurar el "sensus Ecclesiae" (sentido de Iglesia) y que "el amor a la Iglesia en toda la extensión de la palabra no es un sentimiento humano que va y viene, sino un amor fundado sobre la fe, sin el cual no puede existir el amor por la Iglesia".
Respecto a la Jerarquía, el Purpurado destacó que "la obediencia religiosa se comprende solo como obediencia en el amor; y que el núcleo fundamental de la espiritualidad ignaciana consiste en reunir el amor de Dios con el amor a la Iglesia jerárquica".
El Prefecto del Dicasterio también puso a la consideración de la Congregación General de la Compañía "la necesidad de presentar a los fieles y al mundo la auténtica verdad revelada en la Escritura y en la Tradición"; algo que requiere "vigilar sobre la doctrina en las revistas y las publicaciones".
Finalmente, respecto a la necesidad de reconciliar la fe con la cultura, el Cardenal Rodé señaló que "somos conscientes que la tarea es difícil, incómoda y arriesgada, y a veces poco apreciada, si no mal entendida, pero es una tarea necesaria para la Iglesia".
El Purpurado concluyó su homilía invitando a los jesuitas a "mantener y desarrollar su carisma: 'contemplativos en la acción'".