La familia Jones tiene dos grandes motivos para dar a gracias a Dios. Sus gemelos Gabriel y Ieuan ya cumplieron siete meses de vida, crecen con firmeza y gozan de buena salud. Durante su gestación, Gabriel sobrevivió a un conato de aborto provocado, con el pesar de sus padres, para tratar de salvar la vida de su hermano.
El diario Daily Mail recogió la sorprendente historia. Rebecca Jones, una consejera financiera de 35 años de edad tenía 10 semanas de embarazo cuando supo junto a su esposo Mark que esperaban gemelos.
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El gozo inicial duró poco tiempo. A las 20 semanas los médicos encontraron que algo andaba mal: Uno de los gemelos no crecía al ritmo de su hermano. Estaba muy débil, tenía un corazón tres veces más grande de lo normal y era mucho más pequeño que su hermano, todo hacía presagiar que moriría en el vientre.
Los médicos no encontraron una explicación para el escaso crecimiento de Gabriel, pero lo cierto es que no estaba recibiendo nutrientes suficientes.
Entonces advirtieron a los Jones que la inminente muerte del más pequeño supondría a corto plazo la muerte del segundo, por lo que deberían abortarlo.
Rebecca Jones, con el corazón destrozado, decidió salvar al más fuerte y abortar al más pequeño, al que llamó Gabriel.
Los médicos intentaron abortar a Gabriel cortando el cordón umbilical, pero el cordón era muy fuerte y no se pudo concretar el procedimiento.
Luego, decidieron dividir la placenta en dos para que cuando Gabriel muriera, no afectara a su hermano gemelo.
Pero después de la operación que debía terminar su vida, el pequeño Gabriel dio otros signos.
Aunque pesaba menos de medio kilogramo, luchó con tanta fuerza por sobrevivir que los médicos lo llamaron Rocky.
Sorprendentemente, se las arregló para vivir en el vientre materno por otras cinco semanas, hasta ser viable para una cesárea.
Los gemelos nacieron a las 31 semanas. El más grande, Ieuan, pesó un kilo y medio. Gabriel superó apenas el medio kilo. Ya cumplieron siete meses y están en su hogar de Stoke, donde son tan cercanos que siempre se sostienen de la mano.
Para Rebecca Jones, “esto realmente es un milagro. Los médicos realizaron una operación que le causaría la muerte, pero Gabriel se mantuvo con vida”.