Alexis Barquero Cascante, el joven vecino de "Rosita" que por años fue visto como su violador en Costa Rica fue absuelto hace apenas un mes de los cargos de violación agravada y estupro en contra de la menor. El Nuevo Diario (END) entrevistó a Barquero y le informó el giro de la dramática historia de la niña, violada y embarazada por segunda vez en Nicaragua, presuntamente por su padrastro.
Barquero lamentó lo que ha ocurrido y aún está asimilando "la bendición" que le dio ‘La Negrita’" (Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica), cuando el pasado 3 de julio un tribunal lo exoneró de la presunta violación de la niña, después de cuatro años de proceso judicial y pasar algunos meses en prisión.
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"Los tres meses y días que permanecí en la cárcel fueron horribles, hasta trataron de hacerme daño los otros reos porque me creyeron culpable de tal atrocidad", recordó a END.
Según Barquero, "la justicia tarda pero llega. Ya ve lo que está pasando allá (Nicaragua), siempre dije que era inocente, no me creyeron y afectaron toda mi vida". "Fue una desgracia. Perdí mi trabajo, algunos me señalaron, tuve que cambiarme del lugar donde vivía porque hasta me despidieron por esa falsa acusación. No podré recuperar todo eso, pero ahí esta Dios", señaló.
Barquero vive con su esposa y sus tres hijas en Cartago, donde se dedica a labores agrícolas. Desde que lo acusaron, su vida "se transformó en un infierno" y hasta quiso suicidarse pero siempre tuvo el respaldo de su familia y esposa. "Siempre me creyeron. Incluso algunos amigos me apoyaron porque creyeron en mi inocencia", indicó.
El joven sostuvo que no espera disculpas y no guarda rencor, pero pide que reconozcan el error cometido. "No sé por qué me quisieron hacer daño si nunca tuve trato con esa chiquita, casi ni la conocí. Siempre me puse a la disposición de las investigaciones y que me practicaran los exámenes que quisieran. Es un daño que no tiene nombre ni valor el que me hicieron", aseguró.
"Nunca podré olvidar esa pesadilla, aunque ahora estoy un poco más tranquilo. Nunca supe por qué lo hicieron (los padres de Rosita), porque hasta se fueron del lugar y no regresaron. Solo me hicieron el mal", manifestó.
En efecto, la "pesadilla" de Barquero comenzó en enero de 2003, cuando a "Rosita" la llevaron a un centro médico por una infección vaginal y encontraron que presentaba varias enfermedades venéreas y un embarazo de dos meses y medio, con solo 9 años de edad.
Las autoridades sanitarias notificaron a la Fiscalía y comenzó la investigación. Barquero fue señalado por la niña como su violador.
Sin embargo, no hubo pruebas para determinar la culpabilidad de Barquero: La niña cambió su versión de la violación al menos dos veces; el joven no presentaba enfermedades venéreas por lo que no podría haber contagiado a la niña de males que no padecía; la rápida partida de la familia de "Rosita" hacia Nicaragua con la imposibilidad de someterla a una prueba de ADN; y, finalmente, la ausencia de muestras de ADN del bebé abortado para determinar la verdadera paternidad.
Todo esto retrasó el proceso y durante el juicio quedaron muchas dudas debido a que los familiares nunca regresaron a Costa Rica para participar en el proceso. La Fiscalía de Turrialba consideró que la acusación era muy débil y que no existían los elementos para sentenciar a Alexis Barquero Cascante, por lo que solicitaron absolución.