El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, afirmó que es inaceptable el uso de una asignatura para crear ciudadanos ideológicamente afines a un Gobierno, tal como busca la administración de José Luis Rodríguez Zapatero con la materia de Educación para la Ciudadanía (EpC), pretendiendo "convertir al Estado en un señor feudal que quiere dictar la vida de sus súbditos a su antojo".
"Lo planteado como asignatura de Educación para la Ciudadanía suscita numerosas cuestiones sobre su concepción y sobre su verdadero desarrollo. La intención de promover una asignatura para conseguir una ciudadanía afín a las premisas ideológicas de un Gobierno, no se sostiene en un Estado de Derecho, por lo que resulta rechazable de plano", expresó el Prelado en su carta semanal "La Sociedad, frente al Estado".
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Mons. García-Gasco recordó que la colaboración entre escuela y padres es muy importante para la formación de los hijos y que por lo tanto "ninguna reforma educativa logrará su propósito si se hace de espaldas" a ellos.
La educación de toda persona, explicó, "avanza cuando crecen las convicciones que dan sentido a su vida", por ello "no cabe un falso neutralismo en educación", ya que "descubrir los verdaderos valores de la vida, cultivar las virtudes auténticas, es una tarea demasiado importante como para dejar al margen de ella a Dios".
"Los padres y las madres, primeros educadores, ejercen una imprescindible libertad religiosa que jamás han de someter a las prioridades de gobierno político alguno. De las urnas salen modos de gobierno democráticos, pero ellas no otorgan derechos absolutos e inobjetables sobre la conciencia de los padres y de todos los ciudadanos", indicó el Arzobispo.
Por ello, advirtió que el Estado "no puede presentarse como un señor feudal que pretende intervenir en la vida de sus súbditos a su antojo". Mons. García-Gasco señaló que en pleno siglo XXI aspiramos a ser una democracia avanzada en la que los derechos son ejercidos ante los tribunales y la sociedad, "como el derecho a la objeción de conciencia que algunos grupos políticos y formadores de opinión pretenden abolir cuando son ejercidos por los cristianos".
El Prelado también denunció que la actual legislación española ataca valores y aspectos innegociables de la doctrina cristiana, como el derecho a la vida y la dignidad de los embriones y niños no nacidos, el valor del verdadero matrimonio entre varón y mujer, el papel educador de los padres, y la trascendencia del hombre.
"La labor de la Iglesia es recordar que el hombre y la mujer están hechos a imagen de Dios y que son superiores a las cosas. El materialismo relativista supone una degradación de la dignidad humana, y la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos puede llevarles a negarse a aceptar una asignatura que puede presentarse como recomendable, pero cuyas últimas intenciones no son tan claras como se pretende", finalizó.