El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, dedicó su carta semanal a la polémica asignatura escolar de Educación para la Ciudadanía (EpC) y pidió a los españoles no dejarse "engañar por maniobras que se presentan con buenas palabras y argumentos engañosos".
En su carta titulada "El amor de Dios, raíz de las virtudes cristianas", el Prelado advierte que EpC suscita "incertidumbres por motivos de fondo, empezando por que no nace del consenso, tan útil y eficaz en cuestiones que afectan a la verdadera educación" y recuerda que el Estado "no puede ser el primer educador, porque la captación del bien humano es propia de las personas, de cada persona, de cada corazón, y no atributo de las leyes ni de la función burocrática".
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Mons. García-Gasco reitera que las familias cristianas "deben ser un ejemplo en la transmisión de los valores y en la educación, de la que no pueden hacer dejación" y sostiene que los católicos "hemos de ser ejemplo del papel celular e indivisible del núcleo familiar, que no puede renunciar a su función educadora".
"Hoy más que nunca, el compromiso de los católicos con la familia conlleva la responsabilidad de educar día a día a los hijos, en cuestiones que afectan al comportamiento y a la moral, a lo que está bien y a lo que está mal", indica.
Asimismo, precisa que la educación que debe impartirse en las escuelas públicas y privadas "no puede ser una coartada para que el Estado llegue a invadir parcelas que corresponden a la moral personal, en contra de las creencias de los propios padres, pues así está garantizado en el gran pacto que supuso la Constitución de 1978, y cuya vigencia y aplicación de forma reiterada he defendido".
Laicismo radical
En su carta, el Arzobispo también advierte "signos claros" de "un movimiento de laicismo radical, que pretende silenciar todas las manifestaciones religiosas, negando no sólo la libertad de expresión en cuestiones sociales, sino también en la dimensión moral y de promoción de los valores humanos".
"El laicismo radical acaba desembocando en una pseudo-religión, que necesita fabricar su propia moralidad y un sistema de creencias sin Dios. Se trata de una religión atea", indica.
Según el Arzobispo de Valencia, hoy España necesita de un auténtico compromiso de amor "tanto los inmigrantes que requieren acogida, como los que no tienen trabajo, los que están solos, los jóvenes amenazados por las redes de quienes explotan con la prostitución, las mujeres humilladas y atemorizadas por la violencia doméstica, los que no tienen casa, los que han caído bajo el engaño de las adicciones, los que encuentran dificultades para fundar una familia, para abrirse a la vida y aceptarla incondicionalmente, así como muchos seres humanos que en la fase inicial de su vida se ven desprotegidos por las leyes".