El Papa Benedicto XVI visitó esta mañana la Biblioteca Apostólica Vaticana y el Archivo Secreto Vaticano, donde pronunció un discurso en el que defendió el papel del Archivo ante la polémica en torno a los documentos referidos al pontificado del Papa Pío XII.
La Biblioteca cerrará sus puertas al público durante tres años a partir del próximo 14 de julio, debido a la restauración de una de las alas del edificio renacentista en que se halla ubicada.
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En su discurso, el Santo Padre subrayó que la Biblioteca se llama “Apostólica” porque es “una institución considerada desde su fundación como la ‘Biblioteca del Papa’”.
Hoy, dijo, “es una casa acogedora de ciencia, de cultura y de humanidad, que abre las puertas a investigadores de todo el mundo, sin distinción de proveniencia, religión y cultura". Por ello la tarea de los que trabajan en este lugar es “custodiar la síntesis entre cultura y fe que transpira de los preciosos documentos y de los tesoros que conservan".
El Santo Padre recordó además que en el Archivo Secreto Vaticano, que por iniciativa del Papa León XIII abrió sus puertas a los estudiosos en 1881, “se pueden realizar no solo investigaciones eruditas, en sí mismas muy dignas, concernientes a períodos lejanos, sino también relativas a épocas y tiempos recientes, muy cercanos a nosotros”. “Prueba de ello son los primeros frutos de la reciente apertura -que decidí en junio de 2006- a los investigadores del pontificado de Pío XI”, agregó.
El Papa se refirió luego implícitamente al caso de los archivos referidos al período de Pío XII, cuya apertura temprana fue pedida por los detractores judíos del Pontífice, especialmente la controvertida “Liga Anti Difamación” de los Estados Unidos.
Pese a que el período de reserva no había transcurrido, el Papa Juan Pablo II aprobó que los archivos referidos a las decisiones del Papa Pacelli durante la guerra mundial fueran puestos a disposición de un comité de estudiosos católicos y judíos.
El lado judío, al no encontrar pruebas incriminantes contra el Papa Pío XII, acusó al Archivo Secreto del Vaticano de “retener pruebas”.
Benedicto XVI se refirió a las “polémicas” y elogió “el servicio desinteresado y ecuánime del Archivo, dejando a un lado estériles y a menudo débiles conceptos unilaterales y ofreciendo a los investigadores, sin prejuicios, la documentación que posee, ordenada con seriedad y competencia”.