El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, señala que ante la "persecución con guante blanco" desatada sistemática y orquestadamente por el laicismo imperante contra Dios, la religión y la Iglesia Católica, los cristianos deben responder con la santidad pues se trata de "tiempos recios, que nos invitan a reforzar nuestra fe".
En su última carta pastoral titulada "Tiempos recios" -como llamaba Santa Teresa de Jesús a los de su época, la del siglo XVI, tiempos en que "se forjaron los mejores santos de la historia de España"-, el Prelado se refiere a algunos acontecimientos sucedidos últimamente en este país como la publicación de imágenes blasfemas, la "colaboración institucional en un suicido", la "excarcelación de un criminal para obtener una rentabilidad política", las "trabas de todo tipo a la enseñanza de la religión en la escuela", entre otros.
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Al respecto, el pastor de la diócesis aragonesa señala que "son muchas cosas a la vez y ninguna sucede por causalidad o como un hecho aislado, sino que están relacionadas unas con otras. Se trata de imponer a la fuerza el Estado laicista, confesionalmente ateo. Se trata de borrar del mapa a Dios y a quien lo represente".
"Estamos asistiendo a una persecución declarada contra la religión y contra la Iglesia católica, que desborda las fronteras de nuestra patria, pero que ha encontrado en España un fuerte punto de apoyo. Una persecución con guante blanco, de manera que no se note y nadie pueda reaccionar. Pero en esta situación Dios quiere sacar bienes para nosotros, Dios quiere forjar grandes santos, si tenemos fe", escribe.
Mons. Fernández constata que "se acusa a la Iglesia de trasnochada" y que se le presenta como "una institución obsoleta y pasada de moda, que sólo pretende mantener privilegios del pasado". Asimismo denuncia que "se rechaza frontalmente toda moral que venga dada al hombre o por su naturaleza humana o por la revelación de Dios".
Se trata, asegura el Prelado, de "tiempos recios, que nos invitan a reforzar nuestra fe, acercándonos más a Dios, y a demostrar esa fe en un testimonio de amor a los demás. En esta barca tan zarandeada por las olas, va Jesucristo con nosotros, que nos invita a echar de nuevo las redes y a no perder la confianza en su victoria. La Iglesia no tiene que imitar las formas del mundo para cumplir su misión, sino sacar de su entraña los mejores jugos maternales con los que alimentar al hombre de hoy, sediento de verdad y de justicia. Estos tiempos recios nos llevarán a una mayor autenticidad de nuestra fe".
Finalmente advierte que "si no estamos dispuestos a perder nada, lo perderemos todo" y que "sólo sacaremos provecho de todo esto si estamos dispuestos al martirio". Según el Obispo, "el cristianismo se ha difundido siempre con la valentía y la fortaleza de los mártires" y que ellos "anuncian con fuego la verdad que nos salva, y están dispuestos a morir amando. El mártir sabe que nada ni nadie podrán separarnos del amor de Dios. Y eso es lo que siempre ha convencido".