La entidad islámica Al-Hidaya se pronunció recientemente contra el rezo islámico en la Catedral de Córdoba y advirtió de los riesgos de esta propuesta promovida por la Junta Islámica que además de carecer de representatividad alguna, asegura, solo ansía el protagonismo.

En un artículo de ForumLibertas.com, Omar Ribas, musulmán de Barcelona y miembro de Al-Hidaya, una entidad islámica de extensa representatividad en España, expresó respecto a la Junta su malestar por “la apabullante presencia mediática de un puñado de personas, patrocinados de forma visible por el partido en el poder actualmente” y denunció que ésta utiliza “el nombre de los musulmanes como si fuera el propio, cuando en realidad son ajenos a la comunidad, ya que siempre actúan en su beneficio, buscando subvenciones y protagonismo”.

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Según Ribas, la Junta Islámica, un pequeño grupo de personas en Córdoba "no representan a nadie más que a sí mismos". En enero de 2005, explica también, "fueron destituidos de la Junta de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI)”.

Tolerancia y respeto, lugares de culto separados

Ribas y Al-Hidaya expresan en un comunicado que la convivencia entre musulmanes y cristianos en tolerancia y respeto implica lugares de culto separados.

Aludiendo al precedente del Califa Omar, tras la conquista musulmana de Jerusalén en el siglo VII, optó por no rezar en la mayor iglesia de esta ciudad explicando que “si hago esto, los musulmanes un día pueden poner esta excusa para quitaros la iglesia”, el texto asegura que “de este acto queda claro que no se puede utilizar los lugares de culto cristianos para convertirlos en mezquitas, y si eso ha pasado alguna vez, ha sido contra las normas del Islam. Los musulmanes no queremos apoderarnos de las pertenencias de la Iglesia”.

No vemos, pues, adecuado convertir los espacios de una religión en los de otra, ni llamar a la confusión creando espacios en los que ambas liturgias se desarrollen al mismo tiempo. La antigua mezquita aljama de Córdoba en los últimos siglos ha sido una catedral cristiana, por lo que, a menos que la Iglesia la ceda a los musulmanes por propia voluntad, es un lugar para el culto católico”, afirman Ribas y Al-Hidaya.

Más adelante aseguran que este tipo de iniciativas no son adecuadas para la convivencia y la cohesión social de los españoles. “Son los cristianos los que se tienen que pronunciar sobre el uso de sus templos, de la misma manera que somos los musulmanes los que tenemos que pronunciarnos sobre el uso de nuestras mezquitas. Este llamamiento puede desestabilizar la convivencia, razón por la cual lo rechazamos”, concluyen.