El Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera, hizo un llamado al sacerdote acusado por un presunto caso de pederastia a entregarse a la justicia, aún cuando éste no pertenece a su arquidiócesis.

Esta semana, un ciudadano mexicano presentó una denuncia ante la Corte Superior de California contra el sacerdote Nicolás Aguilar bajo el cargo de pederastia, y con la ayuda de la polémica organización "Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes" acusó a los arzobispos de México y Los Ángeles por supuesto encubrimiento.

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Según algunos analistas, el caso estaría siendo usado por organizaciones de fachada anticatólica para dañar la imagen del Purpurado, debido a que éste no era Arzobispo de México cuando ocurrió el presunto delito.

"Le pido al padre Nicolás Aguilar Rivera, en donde quiera que se encuentre, que por el bien de su propia conciencia, para evitar un mayor daño a la Iglesia, responda ante las autoridades competentes de los terribles crímenes de los que se le acusan", señaló el Purpurado mexicano en un mensaje leído al final de la Misa dominical.

El Arzobispo explicó que el sacerdote prófugo no pertenece a su diócesis y descartó que los obispos defiendan a delincuentes.

Por su parte, el Consejo Episcopal de la Arquidiócesis de México consideró injustas las acusaciones contra el Cardenal Rivera.

En un desplegado publicado por el semanario Desde la Fe, el Consejo pidió a los católicos no dejarse engañar y manipular por quienes no buscan justicia sino que pretenden lucrar con su sufrimiento.

"Nosotros somos testigos de que el Cardenal Rivera Carrera siempre ha actuado con una gran responsabilidad pastoral. Desde que empezaron a conocerse públicamente estos crímenes y lamentables casos de pederastia, ha sido firme la condena de tan aberrante conducta", indicó el Consejo.

Los firmantes recuerdan que el Arzobispo primado de México siempre ha pedido a sus sacerdotes prevenir y evitar estos deplorables acontecimientos que no sólo afectan a las víctimas inocentes, sino también a sus familias y a la confianza de los fieles en sus pastores.

Reiteraron que el Cardenal Rivera aún no era Arzobispo de México cuando ocurrió el supuesto caso de abuso sexual, pues éste habría ocurrido en 1994, mientras que el Purpurado tomó posesión como Arzobispo un año después, en julio de 1995.