El odio a la maternidad y la familia, el miedo patológico a la fidelidad y la continencia sexual y el desprecio de los valores cristianos son las fuerzas actuales detrás de la lucha internacional contra el SIDA, según denuncia el activista pro-vida ugandés, Martin Sempa, uno de los propulsores del programa de abstinencia y fidelidad que logró un gran éxito en su país en la década de los ‘80s.
Sempa hizo esta denuncian al evaluar la Conferencia Internacional sobre SIDA realizada en Toronto hace unos días y que concluyó con un nuevo llamado a usar los preservativos como principal medio para evitar el contagio.
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Según informa el sitio LifeSiteNews.com, Sempa es uno de los creadores de la campaña ABC (abstinencia, fidelidad y como último recurso los preservativos) que logró disminuir la tasa de contagio del SIDA de 30 a 6,2 por ciento en Uganda.
Sempa denunció que existe una "doble patología" en las organizaciones internacionales que se han reunido en Canadá y trabajan para enfrentar esta pandemia: lo que llama "abstinofobia", es decir el miedo a la abstinencia sexual y la fidelidad; y la "matrifobia", es decir el miedo irracional a los programas que promueven el matrimonio y la familia.
Para el activista "estas dos tendencias son el último eslabón de una revolución sexual que se ha vuelto añeja en occidente y que usa la crisis del SIDA como un medio para mantenerla".
Desde la ciudad de Las Vegas, donde dicta un ciclo de conferencias, el experto ugandés dijo que no asistió a la conferencia internacional que se desarrolla en Toronto, Canadá, por la hostilidad que probablemente encontraría allí. El problema, al final, es que los delegados en Toronto, recuerda Sempa, están obviando aquello que podría salvar la vida de millones de personas.
En opinión del activista "todo empezó a degenerar" cuando en 1994 se supo que un programa basado en el control personal sexual, que rechazaba el enfoque de las organizaciones internacionales sobre el preservativo y la promiscuidad, había tenido tanto éxito.
Los grupos que trabajaban con el SIDA comenzaron sus propias contra-campañas. Uganda se inundó de preservativos y pornografía desde ese año. Y desde entonces la tasa de infección del HIV/SIDA comenzó a subir. "Tienen miedo de mencionarlo. No quieren ver otros medios para combatir la enfermedad. El problema real está frente a ellos, pero dicen, ‘no me digas que mi promiscuidad está mal’", precisa Sempa.
Al mismo tiempo, destaca que los programas de abstinencia y de fidelidad sí están profundamente arraigados en la cultura cristiana de Uganda. "La gente es muy cristiana en Uganda. Existe un 80 por ciento de adherencia al cristianismo en sus distintas formas y nuestra aproximación resuena en la cultura, en la salud pública y es además económicamente viable", explica el activista.
Otros cuatro países africanos (Kenia, Zimbabwe, Rwanda y otro más) están comenzando a implementar el programa ABC de Uganda.