El Papa Benedicto XVI se reunió en el Santuario de Jasna Gora en Czestochowa con una gran cantidad de religiosos y religiosas, a quienes alentó a “mantened en vuestros corazones la primacía de vuestra vida consagrada. Dejad que ella renueve vuestra fe”.
Al iniciar su discurso dirigiéndose a los religiosos congregados en el santuario de Jasna Gora, el Papa recordó a María, porque “hoy, es ella quien dirige nuestra meditación; ella nos enseña como rezar. María nos muestra como abrir nuestras mentes y corazones al poder del Espíritu Santo, que viene hasta nosotros para así ser llevado a todo el mundo”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Seguidamente el Pontífice habló de la necesidad de “un tiempo de silencio y recogimiento para situarnos en su escuela, de modo que nos enseñe como vivir de la fe, como crecer en la fe, como permanecer en contacto con el misterio de Dios en lo ordinario, en los eventos cotidianos de nuestras vidas”.
En relación a la fe, el Santo Padre recordó las palabras de Juan Pablo II sobre ella: “La Fe es un contacto con el misterio de Dios (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 17) porque "creer quiere decir ‘abandonarse’ en la verdad misma de la palabra del Dios viviente, sabiendo y reconociendo humildemente ‘¡cuan insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!’’ (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 14). “La Fe es el don, dado a nosotros en el Bautismo, la que posibilita nuestro encuentro con Dios”, agregó.
“La fe ocupa un lugar, no solo en nuestro estado de espíritu y experiencias religiosas, sino sobretodo en nuestro pensamiento y acción, en el trabajo cotidiano, en la lucha contra nosotros mismos, en la vida comunitaria y el apostolado, porque es lo que asegura que nuestra vida se vea penetrada por el poder de Dios mismo. La fe puede hacernos retornar hacia Dios, aún cuando nuestro pecado nos conduzca al extravío”, explicó Benedicto XVI.
El Papa destacó que “muchos de vosotros aquí presentes habéis experimentado el secreto llamado del Espíritu Santo y habéis respondido con total generosidad de corazón”. “El amor de Jesús ‘derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo que os ha sido dado’ (Rom 5:5), os ha mostrado el camino a la vida consagrada. No fuisteis vosotros quienes lo buscaron. Fue Jesús quien os llamó, invitándoos a una unión más profunda con Él”, manifestó el Santo Padre.
En el momento de vuestras profesiones o promesas religiosas, prosiguió el Pontífice, “la fe os condujo a una total adherencia al misterio del Corazón de Jesús, cuyos tesoros habéis descubierto. Renunciasteis entonces a bienes tales como el disponer libremente de vuestras vidas, el tener una familia, adquirir bienes, a fin de haceros libres para daros a vosotros mismos sin reserva a Cristo y a su Reino.
¿Recordais vuestro entusiasmo cuando iniciabais vuestra peregrinación de la vida consagrada, confiando en la gracia de Dios? Tratad de no perder este primer fervor, y dejad que María os conduzca a una cada vez mayor adhesión”.
Finalmente, el Papa subrayó que “cualquiera que fuese la misión a vosotros confiada, cualquiera que fuese el claustro o servicio apostólico al que os encontrais comprometidos, mantened en vuestros corazones la primacía de vuestra vida consagrada. Dejad que ella renueve vuestra fe. La vida consagrada, vivida con fe, os une mas cercanamente a Dios, hace brotar carismas y confiere a vuestro servicio extraordinarios frutos”.