El pasado 12 de enero un grupo de peregrinos del movimiento de Schönstatt llegó a la cima del nevado Aconcagua, ubicado en los Andes que dividen a Argentina y Chile, con la consigna de hacer un llamado pro-vida. Al cumplir su hazaña, exhibieron un gran cartel que decía “SÍ a la vida desde la concepción. NO al aborto. NO a la píldora del día después”.
Fueron 14 los peregrinos de Schönstatt que emprendieron el ascenso al nevado más alto de América, “un sueño acuñado 4 años atrás y que fueron alimentando con distintos campamentos, escaladas y convivencias, preparándose para ‘robarle la cumbre al Cerro’”, como cuenta Santiago Luque Columbres, ingeniero industrial de 25 años, miembro de la Juventud Masculina de Córdoba y activo misionero de la Virgen Peregrina de Schoenstatt; que ascendió al nevado con su padre y cuatro de sus hermanos, con el apoyo incondicional de su madre y sus otras siete hermanas.
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Santiago explica que lo más importante para esta expedición Aconcagua 2006, además de un buen estado físico para resistir la altura, fue la preparación espiritual. Durante todo el año 2005 la consigna para esta peregrinación fue considerar “cada negación a la comodidad de uno mismo” como “un paso más” para “la trepada del Aconcagua”.
La subida a la cumbre empezó a las 3 de la mañana y tomó diez horas llegar a la misma. Superaron el frío, la deshidratación, el cansancio y demás obstáculos que “no son otra cosa que los que la vida misma te va poniendo y a los que tienes que vencer. Esta experiencia fue un claro reflejo de lo que es tener un ideal alto, en la cual te acompañan también miedos e inseguridades que vences en la compañía de Dios, con la tutela de la Mater, a quien expresé mi mayor agradecimiento en cuanto toqué ‘la Cruz de la Cima’”, como afirma Luque.
Ya en el lugar, desplegaron el cartel pro vida que llevaron para hacer un llamado por la defensa del no nacido, de los miles y miles de niños que son asesinados en todo el mundo con el aborto.