Miércoles 13 de noviembre
Los diez leprosos.
11 Siguiendo su camino hacia Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12 Y al entrar en una aldea, diez hombres leprosos vinieron a su encuentro, los cuales se detuvieron a la distancia, 13 y, levantando la voz, clamaron: "Maestro Jesús, ten misericordia de nosotros". 14 Viéndolos, les dijo: "Id, mostraos a los sacerdotes". Y mientras iban quedaron limpios. 15 Uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz, 16 y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús dándole gracias, y éste era samaritano. 17 Entonces Jesús dijo: "¿No fueron limpiados los diez? ¿Y los nueve dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese a dar gloria a Dios sino este extranjero?" 19 Y le dijo: "Levántate y vete; tu fe te ha salvado".
Comentario
18. Gloria a Dios: Una vez más hace
resaltar Jesús que la gloria de Dios consiste en el reconocimiento
de sus beneficios. La alabanza más repetida en toda la Escritura dice:
"Alabad al Señor porque es bueno, porque su misericordia permanece
para siempre" (S. 135, 1 ss., etc.). Sobre el "extranjero",
véase 9, 53 y nota: "Mas no lo recibieron, porque iba camino de
Jerusalén". Los samaritanos y los judíos se odiaban mutuamente.
Jesús, cuya mansedumbre contrasta con la cólera de los discípulos,
les muestra en 10, 25 ss.; 17, 18 y Juan 4, 1 ss. cómo hay muchos samaritanos
mejores que los judíos.
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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