Fuente: L´Osservatore Romano (Edición en lengua española), 3 de noviembre de 1995
Muchos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos se dirigen a esta Congregación para tener un juicio autorizado sobre la actividad de la señora Vassula Ryden , greco-ortodoxa, residente en Suiza, que está difundiendo en los ambientes católicos de todo el mundo, con su palabra y sus escritos, mensajes atribuidos a presuntas revelaciones celestiales.
Un análisis atento y sereno de todo el asunto, realizado por esta Congregación y orientado a "examinar si los espíritus vienen de Dios" (cf. 1 Jn 4,1), ha puesto de manifiesto, junto a aspectos positivos, un conjunto de elementos fundamentales que deben considerarse negativos a la luz de la doctrina católica.
Además de destacar el carácter sospechoso de las modalidades con que se producen esas presuntas revelaciones, es preciso subrayar algunos errores doctrinales contenidos en ellas.
Entre otras cosas, se habla con un lenguaje ambiguo de las Personas de la Santísima Trinidad , hasta el punto de que se confunden los nombres y las funciones específicas de las Personas Divinas. En esas presuntas revelaciones se anuncia un inminente período de predominio del Anticristo en el interior de la Iglesia. Se profetiza, en clave milenarista, una intervención resolutiva y gloriosa de Dios, que estaría a punto de instaurar sobre la tierra, antes de la venida definitiva de Cristo, una era de paz y bienestar universal. Además, se anuncia que próximamente se llegará a formar una Iglesia que sería una especie de comunidad pan-cristiana, en contraste con la doctrina católica.
El hecho de que en los escritos posteriores de la señora Ryden esos errores no parezcan, es signo de que los presuntos "mensajes celestiales" son sólo fruto de meditaciones privadas.
Además, la señora Ryden , participando de forma habitual en los sacramentos de la Iglesia católica, a pesar de ser greco-ortodoxa, suscita en diversos ambientes de la Iglesia católica no poco asombro, parece colocarse por encima de cualquier jurisdicción eclesiástica y de toda regla canónica, y crea de hecho un desorden ecuménico que irrita a no pocas autoridades, ministros y fieles de su propia Iglesia, situándose fuera de la disciplina eclesiástica de la misma.
Teniendo en cuenta que, a pesar de algunos aspectos positivos, el efecto de las actividades llevadas a cabo por la señora Vassula Ryden es negativo, esta Congregación solicita la intervención de los obispos para que informen de forma adecuada a sus fieles, y no se conceda espacio alguno en el ámbito de sus respectivas diócesis a la difusión de sus ideas. Por último, invita a todos los fieles a no considerar sobrenaturales los escritos y las intervenciones de la señora Vassula Ryden y a conservar la pureza de la fe que el Señor ha confiado a la Iglesia.
Ciudad del Vaticano, 6 de octubre 1995.