Los hechos: La nueva película "Harry Potter" ha vuelto a poner sobre el tapete la secuencia de novelas de magia y aventura de la autora inglesa
La importancia: Las aventuras de Harry Potter han despertado un debate sobre los valores y la "New Age" en el mundo católico.
Las novelas fantásticas que tienen como protagonista a Harry Potter ya han adquirido fama en el mundo de lengua española, y ahora, gracias al estreno de la primera película que tiene como protagonista al ingenuo aprendiz de mago, el interés sobre la obra de Joanne Rowling seguirá incrementándose como fenómeno de cultura popular.
Pero no se trata de un fenómeno puramente comercial. Las historias de Potter han conquistado la imaginación de millones de jóvenes (con más de 160 millones de libros vendidos en 23 idiomas), al punto de multiplicarse como hongos los clubes, sitios de discusión en Internet y asociaciones literarias dedicadas a este fenómeno.
¿Quién es Harry Potter?
Se trata de un personaje de ficción, protagonista de dramas humanos y emocionantes aventuras en un mundo imaginario donde la magia es la fuerza dominante, tanto para el bien como para el mal.
La historia de Potter, un aprendiz de mago que vive entre el mundo de los humanos comunes y corrientes o "mugles" y una misteriosa escuela de magia, fue creada "casi por casualidad" por Joanne K. Rowling, una joven madre soltera y profesora desempleada inglesa que comenzó a escribir su primer cuento largo dirigido supuestamente a los niños, mientras cuidaba a su pequeña hija en un café cerca de su casa.
Una editorial inglesa, Bloomsbury books, decidió correr el riesgo de publicar la obra para niños. y ésta pronto se convirtió en un fenómeno de ventas, no sólo entre niños, sino también entre adultos.
A consecuencia de este fenómeno, la editorial pronto debió cambiar la carátula original -llena de dibujos y colores- por otra más seria, ya que a muchos adultos les avergonzaba llevar un "libro de niños" a los lugares públicos donde querían continuar con la envolvente lectura.
En pocas semanas, la obra cruzó el Atlántico y se convirtió en el libro más vendido de los Estados Unidos; y cada una de las historias -la primera de ellas titulada "Harry Potter y la Piedra Filosofal"- fue desplazada de los primeros puestos de la lista de ventas sólo cuando apareció la siguiente obra de la colección. Hasta la fecha son cuatro las historias publicadas -"Harry Potter y el Caliz de Fuego" es la última- y Rowling ha prometido tres más para completar una secuencia de siete entregas, equivalente a los siete años de estudios en la escuela para magos.
El secreto de un éxito
No pocos se preguntan en qué radica el secreto por el que esta creación novelística ha conquistado tan rápidamente la mente e imaginación de decenas de millones de lectores; y muchos son los que han intentado ensayar explicaciones.
Algunos comparan la serie de Potter con los famosos "Libros de Narnia", del gran autor cristiano inglés C.S. Lewis, especialmente porque Rowling se reclama cristiana y admiradora de Lewis. Más aún, Rowling dice que las historias de Potter serán siete porque también fueron siete los "Libros de Narnia", la colección para niños que el famoso escritor cristiano escribió.
Pero la obra de Lewis jamás alcanzó un éxito tan amplio. Por ello, la mayoría de críticos literarios sostienen que la serie de Potter tiene más puntos en común con "El Señor de los Anillos" del novelista católico J.R.R. Tolkien, en el sentido en que ambos crean lo que en literatura se conoce como "mundo secundario", es decir, un universo paralelo al mundo real, con sus propias reglas, geografía e historia y, fundamentalmente, con su propia lógica, paralela a la de la realidad.
Según Alan Jacobs, uno de los más destacados críticos literarios del Wheaton College en Estados Unidos, Rowling tiene la capacidad de crear este mundo secundario con meticulosa perfección: Harry Potter se mueve en un mundo donde es la magia, y no la tecnología, la fuerza principal que domina el mundo y mueve a la humanidad. En este mundo, el aprendizaje de la magia es la formación más importante, aún más importante de lo que sería la educación y la formación profesional en el mundo real.
En el mundo de Potter, el dominio de la magia requiere ejercer cualidades y correr riesgos, y así como existen partidarios del orden y del bien, existen otros que tienen sus propios proyectos de control y dominio maligno, y a quienes Potter, un admirable aprendiz, intentará hacer frente.
Polémica
Debido al despertar del tema de los valores y las virtudes humanas que la saga de Potter ha suscitado -ya que sus aventuras se mueven siempre en coordenadas de lucha entre el bien y el mal-, las comparaciones entre la obra y los valores religiosos han sido inevitables. Y así, sin quererlo, Rowling ha suscitado un debate al interior de la comunidad católica: ¿Puede Potter ser tomado como un héroe para educar a niños católicos o, por el contrario, es un peligroso sucedáneo "light" de las verdaderas virtudes?
Sus defensores señalan que la obra es una metáfora clara y atractiva de la lucha entre el bien y el mal en términos morales.
Más aún, dicen, Harry Potter enfrenta constantemente situaciones en las que la visión moral cristiana se hace evidente: no existen buenos y malos predeterminados, sino que el bien y el mal se expresan en el mundo como consecuencia de las decisiones de individuos que ceden o no a sus pasiones, y que son coherentes o no con sus anhelos más elevados y nobles.
Así, la línea divisoria entre el bien y el mal no está fatalmente trazada en el mundo, sino libremente en medio del corazón del hombre.
Y este misterio del mal en el corazón humano no es abordado con simpleza. Por el contrario, muchas de las conversaciones entre Harry y su maestro, el noble y bondadoso Dumbledore, director de la escuela de magia, reflejan la fineza de conciencia del discípulo que se siente abrumado por el misterio del mal en él, hasta el punto de preguntarse si no será que ha nacido "predestinado" para militar para las fuerzas malignas.
Una de estas conversaciones entre discípulo y maestro concluye con una interesante lección: "lo que te hace diferente de Voldemort (el personaje perverso de la secuela literaria) son tus opciones", dice Dumbledore. "Son nuestras opciones, Harry, las que muestran quiénes somos realmente, mucho más que nuestras habilidades". Dumbledore le revela a Harry que la pregunta que debe hacerse no es tanto "¿quién soy en el fondo?", ya que en todos existen huellas del mal, sino más bien "¿qué debo hacer para convertirme en aquello que debo ser?", pues cada uno tiene un llamado a vivir la plenitud del bien.
Los críticos
Los detractores de la saga, en cambio, señalan que todo el "mundo secundario" de Potter se mueve en parámetros de magia y brujería, de tal manera que la racionalidad de la existencia es reemplazada por un cierto gnosticismo al alcance sólo de los "iniciados", muy en sintonía con las corrientes "New Age" de hoy en día.
Para los críticos, el éxito inexplicable de Potter y su saga radicaría precisamente en la capacidad de presentar una moral envuelta en componentes mistéricos e iniciáticos que tocan las cuerdas más sensibles de los seguidores de la "Nueva Era", y los enormes ecos que obras de ese sesgo están dejando en el subconsciente de muchos millones. Se acusa a la obra de eludir una necesaria densidad metafísica, para moverse más en la superficial trama de la acción dramática.
Recientemente, un análisis del prestigioso semanario católico norteamericano Our Sunday Visitor destacaba los valores de las obras de Rowling, pero con claridad advertía también que una secuencia que presenta la brujería de forma tan positiva y la magia de manera tan encantadora no puede ser considerada como favorable a la visión cristiana de la realidad. Más aún, sostenía que los libros de Potter podrían inducir a una visión tolerante, si es que no abiertamente favorable, respecto de las tendencias "New Age" o el simple esoterismo, que en los últimos tiempos plantea serios desafíos al cristianismo.
Las metáforas de Potter
La objeción de los críticos no puede ser pasada por alto, por lo menos en lo que se refiere a crear un clima positivo frente a ciertas formas de esoterismo; pero, con todo, Alan Jacobs propone una lectura "intencionada": la centralidad de la magia en las obras de Joanne Rowling debe ser considerada como una metáfora de la tecnología y del papel dominante que cumple actualmente en nuestra sociedad.
Jacobs recuerda al respecto que ya el pragmatista inglés Francis Bacon reconocía que la ciencia y la magia habían sido "hermanas" hasta que la primera se mostró más eficaz para lograr el objetivo que ambas perseguían: obtener poder para controlar la naturaleza y, de esa manera, al mundo y al hombre.
Según el crítico literario, en el mundo mágico de Harry Potter la magia cumple el mismo papel que la tecnología en nuestro mundo: aparece como un "método" que es enseñado, pero posee una dinámica que la hace atractiva y, en las manos de los hombres, puede ser utilizada para el bien o para lograr objetivos de poder.
Por eso, los personajes nobles de la obra pugnan por enseñarle a Harry Potter y sus compañeros que el asunto no está tanto en dominar la "tecnología" de la magia, sino en dominarse a sí mismos para poder usarla para el bien: una evidente metáfora del papel de la tecnología en el mundo.
Jacobs concluye así con una aguda interrogante: "Quizá la más importante pregunta que podría hacer a mis amigos cristianos como yo, que desconfían de los libros de Harry Potter es ésta: ¿Es su preocupación por esta representación mágica imaginaria equivalente a su preocupación por los efectos de la tecnología que en nuestro mundo desplazó a la magia?"
"Los tecnócratas de este mundo -sigue Jacobs- sostienen en sus manos poderes casi tan infinitamente grandes como los de Dumbledore y Voldemort. ¿Qué tan preocupados estamos respecto de ellos y de su influencia sobre nuestros hijos?" Y el crítico literario concluye lapidariamente: "Creo que no lo suficiente".
Una advertencia final
Como contrapeso al entusiasmo de Jacobs, Sherwood Smith señala: "Rowling evade toda cuestion que haga a sus mundos consistentes, o pueda añadir profundidad". Entre las inconsistencias a las que apunta y que bien pudieran ser de consecuencia, dice: "Se celebra la Navidad, pero nadie parece ser cristiano. El más amplio ethos ético parece dejarse de lado y el paradigma parece unidimensional". Junto a ello señala una cierta pobreza temática y a diferencia de Jacobs que ve una polémica con una avasallante tecnología, Smith hace una curiosa equivalencia entre "talento mágico" y aristocracia, en la que el personaje Harry sería el "príncipe oculto". Toda la combinación de magia, brujos y monstruos hace una combinación que atrae lectores.
Muchos críticos católicos han reconocido la validez de cuestionamientos como éstos, pero ello no parece haber llevado a muchos a cruzar el Rubicón de la condescendencia. No todos los lectores pueden discriminar el envoltorio mágico y quedarse sólo con la metáfora. ¿Serán los libros de Rowling más agua en el río de la Nueva Era? En todo caso la leyenda mitológica de Harry Potter puede ser leída por quien tiene un ojo crítico bien entrenado. Y no ha sido ignorado que la supuesta metáfora que encubre a la tecnología o a la aristocracia bajo la magia podría ir bastante más allá de lo intentado por Rowlings.
Al fin y al cabo ella escribió inicialmente para un público infantil. El hecho es que sus libros son leídos por un vasto público y que a pesar de las sencillas apariencias de una inocente serie de cuentos con claros límites de bien y mal, otros elementos pueden tener un mensaje no tan fácilmente discernible.