Era apodado "el Zelote" por haber pertenecido a esta secta (Lc 6, 15) o "el Cananeo" por provenir de Caná (Mc 3,18). En la lista de los apóstoles (Hch 1, 13) ocupa el décimo lugar. La tradición señala que predicó en Egipto, y que sufrió el martirio en Persia, donde murió junto con San Judas Tadeo. Sabemos que fue sepultado ahí gracias a San Fortunato, obispo de Poitiers en el siglo VI. Entre los siglo VII y VIII ya existía una iglesia dedicada a Simón en Nicopsis, en la costa del mar muerto.
Se le representa con una sierra pues la tradición recoge que fue muerto aserrándolo de por medio por los adoradores del sol en Persia. Su fiesta se celebra el 28 de octubre, junto con la fiesta de San Judas Tadeo. Es patrono de los aserradores y de los tintoreros, ya que según la tradición, él mismo era tintorero.