A San Juan se le distingue como "el discípulo amado" de Jesús. Era de la ciudad de Galilea, pescador de oficio, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago. Junto con su hermano, ambos eran apodados "hijos del trueno" por el Señor Jesús, debido a su carácter impetuoso. Participó con Pedro y Santiago en los episodios más significativos de la vida del Señor. En la Última Cena recostó su cabeza en el pecho de Cristo, por ello se le llama en griego "Epistehios", que quiere decir "el que está sobre el pecho". Autor de tres cartas, de uno de los Evangelios y del Apocalipsis, es llamado "el Teólogo" por la profundidad de sus escritos.
Era el más joven de todos los apóstoles. Sobrevivió a todos los demás, y fue el único que no murió martirizado. San Juan fue el único de los apóstoles que estuvo al pie de la cruz junto a la Virgen María, recibiendo del Señor el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. Entre todos los hijos adoptivos de Santa María, San Juan fue el primero (Jn 19, 25-27). Luego de la resurrección, fue testigo junto a San Pedro del sepulcro vacío (Jn 20, 8). San Pablo, en su carta a los Gálatas, lo menciona como una de las "columnas de la Iglesia" (Gal 2, 9).
San Ireneo, quien fue discípulo de San Policarpo, que a su vez fue discípulo de San Juan, nos dice que dicen que se estableció en Efeso después del martirio de San Pedro y San Pablo, pero es imposible determinar la época precisa. Según la tradición fue llevado a Roma, donde por orden del emperador Domiciano fue echado al aceite hirviendo cerca de la Puerta Latina. Milagrosamente salió ileso del suplicio y fue desterrado a la isla de Patmos, donde escribe el Apocalipsis.
Después de la muerte de Domiciano, en el año 96, San Juan pudo regresar a Efeso, y es creencia general que fue entonces cuando escribió su Evangelio. Dice San Jerónimo en sus escritos que, cuando San Juan era ya muy anciano y estaba tan debilitado que no podía predicar al pueblo, se hacía llevar en una silla a las asambleas de los fieles de Efeso y siempre les decía estas mismas palabras: "Hijitos míos, amaos entre vosotros..." Alguna vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase, respondiendo San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".
La errónea creencia de que San Juan, durante los últimos días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido al cielo en cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que surgió sin duda de la afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del siglo II. Por otra parte, de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien conocida y aun famosa por los milagros que se obraban allí.
San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San Epifanio.
Casi siempre se le representa como un joven sin barba y de pelo largo, por haber sido el más joven de todos los apóstoles. Sin embargo, y sobre todo en Oriente, a veces aparece representado por un anciano de barba blanca debido a que fue el apóstol que más edad alcanzó.
Muchas veces lleva una pluma y un rollo donde se lee el principio de su Evangelio ("In princípio erat Verbum", "En el principio era el Verbo"). Su atributo de evangelista es el águila, debido a su visión mística elevada. Este atributo es muy antiguo, y el más común de los que identifican a San Juan. Son populares también sus representaciones en la Última Cena, recostándose en el pecho de Jesús; y en el Gólgota, junto a María, al pie de la cruz de Jesús.
Otra representación muy antigua pero de origen extrabíblico muestra a San Juan con una copa entre sus manos, de la cual sale una serpiente. El origen de esta representación es un apócrifo del siglo VI donde se cuenta que en Éfeso, un sacerdote del templo de Diana le dio a beber una copa de veneno. El lo bendijo y luego lo bebió sin que le hiciera daño. En la iconografía el veneno se escurre de la copa en forma de serpiente.
Debido a la profundidad teológica de su Evangelio y por haber escrito varios libros del Nuevo Testamento, San Juan es patrono de los teólogos y de los escritores. Su fiesta se celebra el 27 de diciembre, dentro de la Octava de Navidad, lo cual es lógico debido a que se trata del evangelista que nos introduce en el misterio del Verbo encarnado (Jn 1, 14).