Día de los Caídos Americanos

mayo 27, 2013

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 17:20-24

    17No se le ocultan sus iniquidades,
    y todos sus pecados están presentes al Señor.
    18La limosna del hombre es para Él como un sello,
    su generosidad la guardará como a la niña de sus ojos.
    19Al final se levantará y les retribuirá,
    y pondrá sobre su cabeza el premio merecido.
    20Además, a los arrepentidos les ofrece la conversión,
    consuela a cuantos han perdido la paciencia, y les destinará la suerte de la fidelidad.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 32:1-2, 5-7

    1De David. Masquil.
    Dichoso el que es perdonado de la culpa, y le ha sido cubierto su pecado.
    2Dichoso el hombre a quien el Señor no le imputa delito
    y en cuyo espíritu no hay dolo.
    5Te declaré mi pecado, no te oculté mi delito.
    Dije: «Confesaré mis culpas al Señor». Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
    6Por eso, que todo fiel te suplique
    en tiempo de necesidad: cuando inunden aguas caudalosas a él no le alcanzarán.
    7Tú eres mi refugio, me salvas de la angustia,
    me rodeas del gozo de la salvación.

  • Evangelio

    Marcos 10:17-27

    17Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó:
    —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
    18Jesús le dijo:
    —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
    19Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.
    20—Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud —respondió él.
    21Y Jesús fijó en él su mirada y lo amó. Y le dijo:
    —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme.
    22Pero él, afligido por estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
    23Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos:
    —¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
    24Los discípulos se quedaron impresionados por sus palabras. Y hablándoles de nuevo, dijo:
    —Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
    25Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios.
    26Y ellos se quedaron aún más asombrados diciéndose unos a otros:
    —Entonces, ¿quién puede salvarse?
    27Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo:
    —Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible.