San Bernardo: Las doce prerrogativas de Nuestra Señora

Recopilado por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

Es un inspirado sermón que pronunció el Santo en honor de la Virgen, el cual contiene más de doce páginas. Alegrémonos con uno de sus párrafos:

“En su cabeza, dice tenía una corona de doce estrellas. Digna ciertamente de ser coronada con estrellas es aquella cuya cabeza resplandece mucho más fulgurante que los mismos astros, a los que adorna en vez de ser por ellos adornada. ¿Qué mucho que coronen los astros a aquella a quien el sol viste:? Como en días de primavera, la rodeaban flores de rosales y lirios de los valles. Sin duda, la mano izquierda del Esposo está puesta debajo de su cabeza y con su diestra la abraza. ¿Quién será capaz de apreciar estas piedras preciosas? ¿Quién dará nombre a estas estrellas con que está fabricada la regia diadema de María? No hay inteligencia humana que pueda darnos cabal idea de lo que es esta corona y explicarnos su composición. Mas según lo permita mi cortedad, y sin pretender escudriñar los divinos arcanos, trataré de daros a entender cómo en estas doce estrellas vienen representadas otras tantas prerrogativas y gracias singulares que adornan a María.

Podemos, en efecto, considerar en María las prerrogativas que proceden del cielo, las que adornan su cuerpo y las que realzan su corazón. Ahora bien, multiplicando este ternario por el número cuatro, tendremos las doce estrellas con que brilla la diadema de nuestra Reina. Para mí brilla un singular resplandor, lo primero en la generación de María, lo segundo en la salutación del ángel, lo tercero en la venida del Espíritu Santo sobre ella, lo cuarto en la inefable concepción del Hijo de Dios. De ahí proceden otros cuatro astros refulgentes que irradian sobre ella honor sumo, y son: el haber sido ella la primicia de la virginidad, el haber sido fecunda sin corrupción, el haber estado encinta sin fatiga y el haber dado a luz sin dolor. Brilla, finalmente, con especial resplandor en María la mansedumbre pudibunda, la humilde devoción, la magnanimidad de la fe y el martirio del corazón”.

Fuente: http://www.idyanunciad.net