Las distintas etapas de preadolescente, adolescente y postadolescente, no tienen un calendario exacto de edad. Van en función de la madurez física, mental y educativa de ellos. Los padres son los indicados en conocer en cuál de las etapas, está clasificado cada uno de los hijos. En el artículo se denominarán adolescentes a todos, agrupándolos en una sola de las distintas etapas cronológicas.
La palabra adolescente, indica que adolecen de la capacidad y la madurez física y emocional, necesarias, para sopesar el impacto de muchas de las acciones que realizan, o que quieren realizar y por lo tanto, ignoran sus lógicas consecuencias. Para solucionar este problema están en primer lugar sus padres, con una obligación irrenunciable a guiarles, cómo guiarles a que se enfrenten el reto de hacerse mayores. Después están los profesores, consejeros, sacerdotes, pastores, rabinos o imanes, según la religión que practiquen.
Los padres no tienen que ser, los amigos de sus hijos adolescentes y viceversa, tienen que ser sus padres y sus hijos respectivamente. Sobrepasar esa sutil raya, es la que suele ser el principio de las grandes diferencias, en los resultados de la educación. Cada uno en su sitio con sus obligaciones y responsabilidades. La amistad es quitar o poner, la paternidad y la filiación, no.
La adolescencia puede ser una edad maravillosa o insufrible, para ellos, sus familiares y la sociedad. Hay muchos adolescentes, la gran mayoría, que están llenos de entrega, altruismo, abnegación y sacrificio incondicional hacia los demás, como se aprecia en la enorme cantidad de voluntarios adolescentes que hay en todas las ONG, organizaciones no gubernamentales, de servicio al prójimo.
La inmadurez inmadurable, es la tónica general en la mayoría de los adolescentes, que han sido mal educados por sus padres, al consentirles todo lo que han ido queriendo, desde su infancia. Jamás madurarán, porque ni piensan, ni quieren hacerlo. Les va muy bien haciendo lo que quieren, siendo adolescentes inmaduros y, sin responsabilidades.
Para algunos padres no hay una perfecta definición, de lo que es portarse bien y portarse mal en los adolescentes. Hay una raya muy fina para algunos, que separa los conceptos buenos y malos. Depende de cómo hayan sido educados ellos, de las costumbres que hayan adoptado, de la calidad de educación que quieran dar a sus hijos en la práctica de las virtudes y valores humanos, del entorno en el que viven, de sus costumbres religiosas, etc.
El análisis del comportamiento de los padres y de los adolescentes, le permitirá tomar las decisiones adecuadas para corregir los defectos, tratándose principalmente de adolescentes: Rebeldes, agresivos, violentos, vagos, consentidos, manipuladores, NiNi, etc.
75 Preguntas a los padres de adolescentes, para que contesten amplia, sincera y detalladamente, y así poder conocer su propio grado de responsabilidad, en las actuaciones de sus hijos y para que puedan tomar las medidas adecuadas.
1. ¿Han llevado a su hijo al pediatra, para que les diagnostique si tiene alguna enfermedad o si sólo está insuficientemente educado? Este es el primer paso y, uno de los más importantes. Si el adolescente consigue no ir, los padres tendrán que reconocer, que les ha ganado la primera batalla. Todas las siguientes respuestas, se basarán en que está insuficientemente educado, para reconocer la autoridad de los padres.
2. ¿Le ha dicho alguien, aunque no sea médico, que su hijo está enfermo, muy consentido, insuficientemente educado o tiene alrededor algo que le perturbe?
3. ¿Qué les han dicho los psicólogos, sobre el origen de su posible mal comportamiento?
4. ¿Toma alguna medicina por si es bipolar, tiene TDAH u otra enfermedad?
5. ¿Qué solución le han dado los psicólogos, para el presente y el futuro de su hijo?
6. ¿Tienen algún informe profesional de su hijo, hecho por sus maestros o tutores?
7. ¿Han hablado con los maestros, sobre el comportamiento en la escuela y fuera de ella?
8. ¿Ha hablado con los maestros y tutores, sobre su capacidad de estudio y las razones, por las que ellos creen, que no se esfuerza lo suficiente?
9. ¿Asiste con regularidad a la escuela o al trabajo?
10. ¿Qué calificaciones obtiene u obtenía?
11. ¿A qué se dedica cuando no estudia?
12. ¿Desde cuándo no estudia?
13. ¿Qué alega para no estudiar?
14. ¿Qué quiere hacer en el futuro?
15. ¿Para qué vale, es decir, para que actividad profesional?
16. ¿Han analizado las razones, por las que no busca trabajo o no lo encuentra?
17. ¿Cuál es el comportamiento que como padres, quisieran que su hijo cumpliera mientras viva en su casa? Horarios de levantarse y acostarse. Días y horarios de esparcimiento, salidas y entrada. Tiempos de estudio en casa o de trabajo. Objetivos parciales de los estudios. Forma de ganar para sus gastos discrecionales. Ayuda en las tareas de la casa. Amistades con las que puede alternar y con las que no puede alternar, etc.
18. ¿Han negociado con él unas condiciones de horarios, ocupaciones, responsabilidades, resultados premios y castigos, para poder vivir en la casa?
19. ¿Cuáles son los temas principales, que producen el mal comportamiento de su hijo?
20. ¿No han podido controlar el comportamiento de su hijo, incluso cuando empezaban los primeros avisos de su mala conducta?
21. ¿Han permitido los padres, las malas actuaciones del hijo, desde que era pequeño y creen que ahora es, demasiado tarde?
22. ¿En qué ha ido creciendo su mala actitud, desde que era más joven?
23. ¿Además de la casa, dónde se producen los mayores periodos de mal comportamiento, en el colegio, en la calle o con determinados amigos o familiares?
24. ¿Por qué le consienten su mal comportamiento, soportado en desobediencias, insultos, agresiones, etc.?
25. ¿Cuándo se producen sus crisis, llegan al máximo y desaparece, o tardan mucho en desaparecer? Observe las personas que tiene a su alrededor y otras circunstancias, que pudieran alterarle.
26. ¿Cómo influye su comportamiento en la actitud de otros hermanos o familiares?
27. ¿Consienten sus padres, el daño que hace con su mal comportamiento, a sus otros hermanos y los padres?
28. ¿Qué nivel de disciplina y orden hay en la familia?
29. ¿Qué tipo de vida llevan los cónyuges? (Relaciones personales, horarios y actividades)
30. ¿Cuál es el tipo de vida que lleva el adolescente?
31. ¿Cuáles son sus horarios familiares, escolares y sociales?
32. ¿Quién le da el dinero para sus gastos particulares y, le compra la ropa, paga el Internet, el teléfono, etc., suponiendo que tenga?
33. ¿Está enganchado o pasa demasiado tiempo en el teléfono, Internet y las pantallas digitales?
34. ¿Están esperando a que un día ocurra una desgracia y, vayan los padres a la cárcel y el hijo a un reformatorio?
35. ¿Cómo son sus amigos?
36. ¿Han hablado con sus amigos y los padres y familiares de sus amigos?
37. ¿Fuma o toma alguna droga o alcohol?
38. ¿Han revisado su mochila, habitación y efectos personales, para comprobar si esconde drogas o efectos ajenos?
39. ¿Lleva ropas o tiene objetos que Vds. no le han comprado?
40. ¿Aparentemente gasta más que el dinero, del que los padres le dan?
41. ¿Tiene una o varias novias y, cree que lleva una vida honesta con ellas?
42. ¿Practican alguna religión con su hijo?
43. ¿Va al Catecismo o a la Iglesia?
44. ¿Han consultado Vd. con algún grupo de ayuda, sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que profesen?
45. ¿Cuáles son las principales virtudes y valores humanos, que tiene y practica su hijo?
46. ¿Cuáles son los principales defectos de su hijo?
47. ¿Qué premios o castigos tiene su hijo, por su comportamiento?
48. ¿Con quién pasa la noche, cuando no duerme en la casa, con o sin permiso?
49. ¿Quiere estudiar o quiere trabajar, las dos cosas a la vez o ninguna de ellas?
50. ¿Trabaja y entrega todo o parte de sus ingresos en la casa o lo ahorra?
51. ¿Después de los 18 años, quiere quedarse en casa de los padres o quiere que los padres le paguen la universidad, o ponerse a trabajar para pagársela él o vivir por su cuenta, sin continuar estudiando?
52. ¿Tiene algún tipo de problemas de salud como obesidad, vigorexia, anorexia, bulimia, ADHD, etc.?
53. ¿Bebe refrescos que tengan mucha cafeína y azúcar, energizantes, o toma comidas industrializadas como la pastelería, galletas, etc.?
54. ¿Se viste, peina y disfraza, de forma que avergüenza a la familia y por eso, es rechazado por la sociedad y por los padres?
55. ¿Les ha pedido permiso o consejo, para hacerse alguna cirugía estética con el fin de parecer más sexi?
56. ¿Conoce las razones en profundidad, no las disculpas que le dice, para no querer estudiar o trabajar normalmente?
57. ¿Por qué no se pone a trabajar, si no quiere estudiar?
58. ¿Su hijo cree que sus padres son tan millonarios, como para mantenerle, sin estudiar ni trabajar para siempre?
59. ¿Están los padres dispuestos a enfrentarse con su hijo, para que por la razón o por la fuerza, haga las cosas necesarias para su presente y su futuro?
60. ¿Hasta dónde están dispuestos los padres, a apretarle las tuercas, en beneficio de él, en el caso de que no quiera cumplir las normas establecidas o negociadas?
61. ¿Están los padres dispuestos a gastar sus ahorros, previstos para su jubilación y vejez, en pagarle los estudios que no aprovecha, además de mantenerle, vestirle y darle dinero para que se divierta, aunque él no coopere en educarse y en portarse correctamente?
62. ¿Le han hablado de la situación económica de Vds. y de la posible herencia?
63. ¿Han pensado que la vejez de Vds. están en peligro, por consentir a su hijo?
64. ¿Hasta cuándo él quiere estar de NiNi?
65. ¿Hasta cuándo van a esperar a que caiga, en las redes de los malos amigos? Los NiNi son las primeras piezas que cazan los narcotraficantes y las gangas.
66. ¿Sabe él que se está exponiendo, a ser un perdedor social y hasta que Vds. le echen de casa, por desobediente?
67. ¿Hasta dónde están dispuestos a aceptar el riesgo, de tener un hijo NiNi y las consecuencias?
68. ¿Hasta qué edad de los padres o de él, van a seguir consintiéndole que haga lo que quiera?
69. ¿Hasta dónde están dispuestos a aguantar a su hijo?
70. ¿Han pensado en que si no cambia y, hace la vida imposible a la familia, internarle en un reformatorio o echarle de la casa, si es mayor de edad?
71. ¿Tienen en su familia cercana o amigos, algún ejemplo similar?
72. ¿Es responsable con las actuaciones ante la familia, amigos y ocupaciones propias de su edad y situación?
73. ¿Ha recibido acciones de bullying o las ha realizado?
74. ¿Le va a dar a leer este artículo a su hijo adolescente?
75. ¿Consienten los padres, que el hijo adolescente les trate mal, sin intentar corregirle?
No hay pastillas, para que los adolescentes se porten bien. Solamente hay buena educación y su seguimiento, realizado desde el primer día, por parte de los padres. Es muy fácil para algunos médicos diagnosticar, que los adolescentes tienen TDAH o hiperactividad y, llenarlos de pastillas para toda la vida, cuando la realidad es que, están dando una respuesta médica a un problema educativo. A los padres les resulta más cómodo, oír del médico que su hijo se portará bien con las pastillas, que reconocer que es un problema de mala educación.
Tampoco hay pastillas, para que los padres eduquen a los adolescentes. Algunos padres esperan recibir respuestas, sobre la problemática del mal comportamiento de los hijos adolescentes, semejantes a tomar una pastilla, que lo cura todo e inmediatamente. Con unos pocos consejos recibidos, no se solucionan los años de haber consentido todo, es un largo proceso educativo.
Algunos padres no quieren reconocer, su posible culpabilidad en la permisividad o mala educación, de sus hijos adolescentes. Cuando lean este artículo, otros relacionados, o cuando respondo a sus consultas, si ven algún atisbo de haberles descubierto sus errores, lo primero que intentan es descalificar al mensajero, para así justificar el, no hacer caso al mensaje. Prefieren esconder la cabeza en la arena como los avestruces, antes que tomar medidas correctoras e intentar poner remedio, a lo que con anterioridad no habían hecho, o habían hecho mal.
Modificar el mal comportamiento de los adolescentes, es un procedimiento de ensayo y error. Costoso, lento y no exento de sacrificios. Por eso cuanto antes empiecen los padres, a intentar modificar el comportamiento de los adolescentes, será mucho mejor. Y si lo pueden hacer desde que son niños, obtendrán muchos mejores resultados.
Los padres deben considerar, en función del diagnóstico que le hayan dado los especialistas, en el supuesto de que el adolescente no esté enfermo, el tipo de educación que han dado a su hijo. Si no está enfermo y se porta mal, es que está insuficientemente educado. Analicen también su propio comportamiento, el de los familiares, maestros y amigos, por si alguno de estos, pudiera ser el origen del problema del mal comportamiento.
Cuando hay problemas de mal comportamiento, con los adolescentes, el primer paso es establecer y negociar unas normas de convivencia y conducta familiar, poniendo énfasis en lo que es negociable y lo que no es. Pudiera ser más fácil imponerlas, pero es mucho mejor negociarlas, ya que así son, más fáciles de cumplir por todos, principalmente para los hijos más mayores.
La autoridad como padres, no es negociable, las normas, sí. Los adolescentes, en beneficio de ellos mismos, tienen que hacer las cosas por la razón o por la fuerza, pero no con dos bofetadas, aunque sean una vieja medicina, que en su época, dio muy buenos resultados. Si era sin pasarse.
Está muy bien que los padres quieran mucho a sus hijos y, traten de ayudarles a que su comportamiento sea excelente, pero también deben cuidar la armonía familiar, la salud de todos y el crecimiento personal, de cada uno de la familia, que no sea roto, por el mal comportamiento de los adolescentes. Si el adolescente gana hoy la pelea de la agresividad, de la violencia, de los horarios, etc., mañana será otra cosa y pasado mañana, se hará el dueño de la casa, porque los padres han estado cediendo, desde hace mucho en la forma y fondo de educarle.
Los adolescentes no se levantan una mañana y dicen que, a partir de ahora me voy a portar mal. Normalmente llevan años haciéndolo, ganado posiciones poco a poco y los padres consintiéndolo, no enterándose o queriendo enterarse. Ellos no cambian radicalmente de un día para otro, a no ser que en su vida o en su entorno, ocurra algún hecho grave.
Los adolescentes casi siempre hacen y se comportan, como lo que ven en sus familias y a sus amigos. Si tienen unos padres violentos, agresivos, vagos, manipuladores, poco comunicativos, lo más probable es que ellos hagan lo mismo. Si los padres, no les han enseñado a practicar las virtudes y valores humanos, porque ellos tampoco los practican, no podrán esperar que los hijos lo hagan, por su propia iniciativa. Estas actitudes primero son costumbres, después hábitos y posteriormente se convierten en virtudes y valores humanos.
Los adolescentes algunas veces, no entienden los motivos, por los que se enfadan, ni los de su comportamiento, ni sus responsabilidades sobre lo que hacen, ni lo que tienen que hacer, para que no vuelva a ocurrir. Casi siempre lo hacen por ser una costumbre, consentida por los padres. Esas actitudes suele ser, el reflejo del fracaso o la violencia de los padres. El buen ejemplo y la negociación con ellos, para convencerles, significa el éxito de los padres.
Aunque sea muy difícil, algunas veces hay que “evaluar” la tarea educativa de los padres, pues si no han sabido y no saben educar a su hijo adolescente, para persuadirle de que tenga buen comportamiento, es que les queda mucho por aprender. Es posible que a los padres les toque hacer una introspección, de la forma en la que le están educando, si ni las medicinas, ni los buenos consejos, le han hecho mejorar. La solución no pasa por que el hijo se tome pastillas o vaya a más sesiones del psicólogo. La solución empieza con los padres, sus características presentes y los comportamientos pasados.
Los adolescentes con mal comportamiento en la escuela, corren el riesgo de que queden mal catalogados para siempre. Esa calificación va creciendo en el niño, entre los siguientes profesores y sus compañeros y se transmite incluso, después a la universidad. Es muy duro llevarle a un internado, pero hacerlo, suele hacer milagros en la etapa adolescente. Incluso la simple sugerencia de llevarle, suele cambiar el rumbo de su comportamiento. Quizá sea una prueba de esfuerzo para los padres, pero seguramente, valdrá la pena por la salud mental, presente y futura del niño.
Algunas adolescentes están obsesionadas, en aparecer más sexuales y estar a la última moda, en hacerse cirugías estéticas, practicar la vigorexia, la anorexia, bulimia, etc., todo por esa moda de aparecer más delgadas y así pertenecer a lo que ellos llaman “la tribu metrosexual” y, diferenciarse físicamente de las demás. Los adolescentes, también tienen modas similares, pero son menos proclives a las cirugías estéticas.
Los adolescentes responsables, también tienen que tener miedo a sus padres, si estos no les han educado bien. Es posible que en los años adolescentes, no se den cuenta y, a medida que se vayan haciendo mayores y vayan entrando en el mundo competitivo, de la universidad o del trabajo, se den cuenta de que no están preparados, para hacer nada de provecho, porque les han consentido, hacer todo lo que han querido, entonces será muy tarde o muy costoso, el enderezar el camino recorrido.
Los padres responsables, tienen que estar dispuestos a oír la verdad sobre sus hijos, no lo que quieren oír de ellos. Pero tienen que saber, qué es lo que preguntan y a quién preguntan, para que en función de ello, puedan tomar las correspondientes decisiones, siempre bajo una buena y continua puesta al día, de la información.
A los adolescentes responsables, se le conoce desde lejos, bien por la calidad de su comportamiento, por los hechos en la familia, los estudios o la sociedad. Depende muchísimo del grado de educación y consentimiento, que le hayan dado sus padres, en sus primero años de vida.
Los adolescentes no quieren, bajo ningún concepto, que sus padres les controlen lo qué hacen, ni dónde van, ni con quién están, ni cuándo salen o llegan. Algunos padres, pretenden ponerles sistemas modernos de control, para conocer por dónde andan, cuando están fuera de la casa, pues los peligro de hoy en día en la calle, les producen mucha angustia. Para ello hay desde los métodos de ponerles un chip bajo la piel, para buscarles en caso de un posible secuestro, que continuamente se producen en determinados países, hasta poner un sistema de navegación, por GPS en el automóvil, para saber dónde están.
Fuente: blog.micumbre.com