Histórico catedrático con más de 60 años en la ex Pontificia Universidad Católica del Perú en la que aún enseña, tras el decreto del Vaticano que la despoja de los títulos de Pontificia y Católica que las autoridades se niegan a acatar.
En diálogo con ACI Prensa el connotado doctor e historiador, con la experiencia de sus 90 años de edad, habla extensamente sobre los orígenes y el fin de la universidad fundada por el Padre Jorge Dintilhac (a quien conoció), la estrecha vinculación a la Iglesia de esta casa de estudios y su situación actual.
ACI Prensa: ¿Una universidad católica impone la fe cristiana?
De la Puente: La presenta a través de las distintas disciplinas y el alumno pues la acoge o no la acoge y hay alumnos que no son católicos, por ejemplo, y que se les dispensa del curso de teología y se respeta su propia confesión.
No hay ninguna violación de la libertad, sino la presentación de una visión de la cultura y el mundo que es la visión cristiana de la vida.
La objeción que algunos plantean como usted dice, que se impone, es una objeción totalmente falsa. Es lo que sucede con universidades de otras confesiones religiosas, te presentan su confesión y quien estudia ahí la acepta o no, pero la universidad ha nacido no como universidad liberal.
Creo que para hacerlo gráfico se podría decir lo siguiente: la universidad no es un convento, tampoco es una universidad liberal. Es una universidad que tiene un pensamiento y que expone ese pensamiento a través de sus cursos sin violación de la libertad de las personas, que acogen o no acogen ese pensamiento.
ACI Prensa: En el caso de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) ¿cómo desarrolló el P. Jorge Dintilhac esa dinámica de proponer ese pensamiento sin imponerlo?
De la Puente: Fue un proceso lento, él era un hombre realmente interesante. Si usted conversaba con él no pensaba que él iba a ser el fundador de una universidad. Era un buen profesor, era un hombre inteligente, culto, pero no tenía la fuerza, por lo menos aparentemente, para fundar una universidad.
La fuerza que él tenía era la de hombre con una fe profunda que fundó la universidad por una visión espiritual, religiosa de la vida y de la cultura. La certidumbre espiritual lo llevó a fundar la universidad. Él se rodeó de muchas de las personas más importantes del país en la vida intelectual y todos aceptaban la autoridad del Padre Jorge, como le decíamos, que era una fundamentalmente una autoridad que venía de su conducta, de su actitud espiritual. Era un hombre de una formación moral y espiritual profunda, que está eso en el origen de la institución.
ACI Prensa: Ahora, la ex PUCP en su crecimiento finalmente busca en principio al Arzobispado y también busca una aprobación pontificia, ¿cómo se da esto?
De la Puente: El Arzobispado la acogió desde el primer momento, desde la fundación. La erección pontificia fue posterior. El año 1942 la universidad cumplió 25 años y, en esa ocasión, y por la obra realizada, la Santa Sede, por el Papa Pío XII le dio el titulo de Pontificia.
ACI Prensa: ¿Este título qué implicaba en ese momento?
De la Puente: Bueno, era un titulo en primer lugar honorifico, pero no sólo un título, sino obligaba lo que ya se vivía, o sea la fidelidad al pensamiento católico.
ACI Prensa: ¿Era refrendar lo que ya se vivía en la ex PUCP?
De la Puente: Era efecto de una vida que ya se manifestaba.
ACI Prensa: ¿Qué significó luego para la ex PUCP?
De la Puente: Fue un titulo que le dio mucho impulso a la universidad, más prestancia, más nombre, pero fue reflejo de lo que ya existía: una vida intelectual auténtica de servicio a la fe ya la Iglesia. Ese es el origen de la universidad.
El P. Jorge ha dejado un folleto “Por qué fundé la universidad católica”. Si él estuviera con nosotros diría mucho más claro lo que trato de explicar. Él creó la universidad como un instrumento apostólico en orden de la vida de inteligencia, de la cultura.
ACI Prensa: Algunos “critican” que para la ex PUCP sujetarse al título de pontificia sería una restricción de autonomía para la institución. ¿Qué nos dice al respecto?
De la Puente: La autonomía no se perdía porque el título de pontificia es un título que entraña una obligación que es la fidelidad al pensamiento católico, pero que lesiona la autonomía no. Por una razón muy simple: la Iglesia no es ajena a la universidad, es la inspiradora y es parte de la universidad. La autonomía de la universidad que se defiende es frente al Estado, pero la institución que inspiró la institución, como es la Iglesia, y que la acogió desde el primer momento y la hizo suya, no es violación de la autonomía.
Y el título de pontificia de ningún modo porque es una jerarquía académica, si es que se quiere, no es una penetración en la vida íntima de la universidad. Ahora, es sí una verificación de una visión cristiana de la vida.
Además lo central es esto: La Iglesia no viola la autonomía de la universidad porque es parte de la universidad, parte intelectual, parte espiritual. La universidad es otra persona jurídica, pero la Iglesia es el origen y la finalidad de la universidad.
ACI Prensa: Redondeando esta idea, ¿la ex PUCP surge de una intención de la Iglesia y también hay una intención de la Iglesia en la santidad y el bienestar de los propios educandos?
De la Puente: No nace como una circunstancia aislada de la verificación del pensamiento cristiano, nace con la entraña objetiva de difundir la visión cristiana de la cultura y la vida. Nació para formar a los estudiantes dentro del espíritu de la revelación personal del Cristianismo y la Iglesia ha estado al pie de ella siempre
ACI Prensa: ¿El fundador de la ex PUCP, el P. Jorge Dintilhac, no solamente como una situación abstracta del pensamiento cristiano sino como una situación concreta –y esto lo constata la relación del Arzobispado– sí creó la universidad como un ente de la Iglesia?
De la Puente: Ah, claro. Y la creó no sólo él sino él con el apoyo de su comunidad. Él pertenecía a una congregación de fundación francesa, la Congregación de los Sagrados Corazones, y la congregación lo apoyó en todo.
Inclusive la vida de la universidad hasta la década del ’60 se desarrolló en su local central, que era parte del convento de los padres franceses. Estuvo absolutamente identificada con la Iglesia y al servicio de la Iglesia.
ACI Prensa: ¿Cómo se va desarrollando el devenir histórico de la ex PUCP?
De la Puente: A partir del año 31, 32, comenzó a crecer y el crecimiento más fuerte fue tal vez en la década del 60. Ya en esa época salió del centro de Lima, recibió la herencia de (don José de la) Riva Agüero*, que murió el año 44, y esa herencia, que fue muy importante permitió la construcción del campus de Pando, y la creación de otras facultades: la Facultad de Sociología, la Faculta de Arte, varias secciones dentro de Ingeniería. El crecimiento se impulsó mucho con la herencia de Riva Agüero.
ACI Prensa: ¿Usted ya para ese entonces era parte de la vida universitaria de la ex PUCP?
De la Puente: Sí, yo soy estudiante del 39, terminé el 45 y comencé a enseñar el 47. Desde el 47 soy profesor.
ACI Prensa: ¿Cómo fue ese movimiento de cambio?
De la Puente: Es como el crecimiento de la propia familia de uno. Uno no se daba cuenta de cómo crecía la institución a la cual pertenecía. Pero había un crecimiento visible. Aumentó el número de locales, aumentó el número de alumnos.
Lo que alguna vez dije en alguna ceremonia de la universidad, el ideal habría sido, si pensamos en ideales, repito, que la impronta católica, la calidad católica de la universidad, hubiera crecido igual que fue el crecimiento material, el crecimiento académico. Hubo una época en que tal vez sin pensarlo se puso más énfasis en el crecimiento material y académico y menos en el crecimiento de la identidad católica, pero siempre estuvo presente y con certeza, con exactitud.
ACI Prensa: ¿Esa época cuál sería?
De la Puente: Es la época del crecimiento, desde los años 40 hasta ahora. La universidad fue creciendo y en el crecimiento en muchos aspectos tal vez no se atendió a un crecimiento parejo entre lo académico y la calidad católica, pero siempre fue fiel a esa calidad.
ACI Prensa: Con el devenir de los años pareciera que quizás ya se ha cimentado mucho esa tendencia que usted menciona de lo académico y lo formativo más que lo espiritual, ¿Eso sería así?
De la Puente: Lo que pasó fue un suceso natural y lógico al crecimiento muy rápido de la universidad. Hoy día no sé cuántos somos, pero somos miles. Muchos de los que han entrado a la universidad al pasar de tres o cuatro años o 10 años, no han vivido los años iniciales de la universidad, donde esa vivencia católica era más intensa.
Hoy, por el crecimiento, esa vida católica ha perdido tal vez intensidad, pero se mantiene su presencia. Por ejemplo tenemos cursos de teología en todas las facultades, luego tenemos en el campus una parroquia universitaria en la cual hay actos sacramentales todos los días. No se ha perdido, pero las circunstancias no son las de los años 30, el país es otro.
ACI Prensa: ¿Cuáles eran los aspectos negativos que el Padre Jorge Dintilhac veía en el liberalismo al que buscaba responder?
De la Puente: Yo no diría idealismo. Él fue muy práctico. Lo que quería concretamente era transmitir la visión cristiana de la vida a los muchachos en la etapa juvenil del estudiante universitario: formarle la cabeza, formarle la personalidad.
No era una visión genérica, sino muy concreta y muy orientada a la juventud universitaria de la época. Él quería transmitir eso, la visión cristiana de la vida. La idea de la persona trascendente. La idea de persona y todo el conjunto del mensaje cristiano.
ACI Prensa: ¿Pero respetando la libertad del estudiante…?
De la Puente: A nadie se le violentaba. El que pensaba distinto o que era de otro pensamiento religioso, pues seguía en la universidad sin ningún problema. Esa es una idea que conviene subrayar.
Nunca se presionó ni a profesores ni a alumnos por razones de fe. El señor que no era cristiano, pues no iba a la universidad, porque sabía que era otro pensamiento distinto. Pero nunca se violentó al que enseñaba o al que estudiaba y se respetó siempre la libertad. Eso está en el alma de la vida universitaria.
ACI Prensa: Ahora, ciertamente hay una idea un poco incoherente en no ser o no compartir la fe cristiana e ingresar a participar en la vida de una universidad que se profesa abiertamente cristiana.
De la Puente: Claro, pero ya es un problema muy personal que la universidad siempre respetó. El señor que no era cristiano o que no quería recibir esa formación, podía estudiar, seguir los cursos y nadie lo forzaba en un sentido u otro.
ACI Prensa: Ahí se rompe el mito de que para uno entrar a una universidad católica habría que ser una suerte de monaguillo…
De la Puente: La universidad no era un convento ni lo es tampoco. Tampoco es una universidad sin pensamiento. Es una universidad que tiene un pensamiento. ¿En qué se distingue la universidad liberal de la universidad confesional? La universidad liberal no confiesa un pensamiento, presenta al alumno todo el esquema del pensamiento en los distintos campos de la cultura.
La universidad católica hace lo mismo, pero presenta su pensamiento como el eje de su vida. Eso es lo que distingue. La universidad liberal no se adhiere a un pensamiento, la universidad católica no sólo se adhiere sino que hace suyo el pensamiento católico, pero siempre con la base del respeto a la libertad.
ACI Prensa: Sin ser exactamente muy conflictivo, se ha quedado en el tintero el asunto de si se puede ser católico sin respetar las instancias de la Iglesia o incluso al Santo Padre…
De la Puente: Teóricamente se puede, pero en el caso que comentamos de la Universidad Católica de Lima no, porque tiene su propia historia. No es una universidad católica digamos por una adhesión genérica a la concepción cristiana de la vida, sino por una adhesión institucional muy concreta que la liga a la Iglesia como persona.
No es un catolicismo llamemos abstracto, vago, genérico, sino es el catolicismo expresado por la Iglesia misma como doctrina y como institución.
ACI Prensa: ¿Cómo es esto de un catolicismo abstracto?
De la Puente: Una persona podría decir universidad católica es la universidad que forma a las personas en la bondad natural, orienta a la hermandad, que busca la caridad como objetivo, virtudes humanas muy respetables y muy altas, pero el pensamiento católico es más que la vivencia de esas virtudes en un plano genérico sino a través de una concepción ideológica muy sistemática y muy firme y revelada claramente por Dios.
El ser católica no es un adjetivo sino es un sustantivo central que expresa un pensamiento orgánico, no una actitud ante la vida. Lo es como efecto, pero lo central es un pensamiento y una conducta y la creencia en el Dios personal del cristianismo. Es una institución que se apoya en la fe, que no desdeña la razón, pero que se apoya en la fe, en lo trascendente.
ACI Prensa: ¿Y esto en el caso de la ex PUCP, fundada en el seno de la Iglesia no se podría desprender de su relación institucional con la Iglesia?
De la Puente: En la Universidad Católica, lo fundamental es esa vinculación radical con la Iglesia. Es parte de la Iglesia y es creación de la Iglesia.
ACI Prensa: ¿Cómo explicar, vencer ese temor de algunos que afirman que para que una universidad sea verdaderamente católica se atenta contra la libertad de pensamiento?
De la Puente: Sería un temor falso. La verificación de la vida de la universidad muestra lo contrario. El respeto a la libertad del estudiante está presente siempre. Recuerdo muchos casos de personas que han estudiado en la universidad y que son de otra creencia religiosa y que han estudiado muy bien. La idea de que la universidad es una especie de reducto inviolable de un pensamiento y el que no lo comparte está como expulsado de ese ambiente, eso no es cierto.
Lo he dicho varias veces, la libertad de la persona está en el meollo de la universidad. Una universidad católica que no respetara al libertad estaría negándose a sí misma. Dios nos ha creado libres, ¿Por qué? Porque quiso crearnos libres. Y la universidad pues mantiene ese espíritu de respeto a la libertad de la persona.
ACI Prensa: Usted mencionaba que en algún momento histórico se dio mucha más prioridad a lo académico que a lo espiritual en la ex PUCP. ¿Cree que en esta parte de la historia de la universidad aún prima ese tema?
De la Puente: No sabría decirle, pero la presencia católica se mantiene en los estudiantes, en los profesores, y en algunos campos puede ser más intensa la vivencia católica que en otras, pero la universidad en lo esencial es fiel a la Iglesia, y lo que queremos los que formamos parte de ella es que esa fidelidad se mantenga.
Podemos pensar distinto en muchos temas, pero no en lo que es nuestra partida de bautismo. La universidad no existiría si se retira esa fidelidad al pensamiento católico, no sólo al pensamiento, al pensamiento y a la vida.
ACI Prensa: ¿En este momento existe ese riesgo?
De la Puente: El momento actual es de una polémica que yo preferiría no hablar de eso, porque cuanto menos se hable de un pleito de familia es mejor. Y en realidad es una discrepancia de la cual tenemos que salir, pero que como en toda polémica se afirman mucho los extremos de la discusión.
Pueden pensar otras personas de otro modo, pero la historia y la verdad de la universidad católica es lo que yo he expresado. Si se le quita la fidelidad al pensamiento católico, la universidad no existe, porque ha nacido para eso. Sería otra universidad.
ACI Prensa: Rememorando un poco la parte inicial. ¿Cómo el P. Jorge Dintilhac les expresaba a ustedes su intención de la fundación de la ex PUCP?
De la Puente: Yo creo que se han cumplido. Evidentemente el mundo de ahora, del siglo 21, es muy distinto del de 1917, es otro mundo. Pero el objetivo central de la universidad se ha cumplido en muchos aspectos. En la formación de millares de personas, en el testimonio institucional de una universidad honesta y seria, y en la producción intelectual.
Hay campos de la cultura peruana en los cuales el aporte de los profesores de la universidad ha sido cierto, visible. Ha representado un enriquecimiento intelectual de la vida del país.
ACI Prensa: ¿Nos podría compartir un poco cómo era la ex PUCP en sus primeros años?
De la Puente: La universidad que vi de estudiante, que viví como estudiante, era una universidad pequeñita, muy doméstica, en que nos conocíamos todos los alumnos. Los profesores eran amigos de los alumnos.
El P. Jorge era un poco como el jefe de una gran familia. Su autoridad era indiscutida, aparte de reglamentos, aparte de estatutos. Su autoridad personal. Cuando había reunión de estudiantes, él llegaba a la reunión para conversar y todos en silencio escuchábamos con respeto su pensamiento y era decisivo.
ACI Prensa: ¿Ustedes eran un grupo de alumnos católicos del colegio que seguían al P. Jorge con cierto afecto?
De la Puente: Así es. Era un hombre que no obstante que no era brillante en el sentido frívolo del término, era un hombre que transmitía su bondad. Él en las mañanas recorría los dos patios chiquitos de la universidad con su breviario en la mano y su sola mirada era decisiva. Él afirmaba su presencia y la autoridad que se desprendía de su presencia.
ACI Prensa: ¿Me decía usted que el P. Jorge por su propia apariencia no parecía un fundador de universidad?
De la Puente: No era el hombre que en el sentido frívolo de la palabra era un hombre brillante, era un hombre humilde, de pocas palabras, sencillo en su comportamiento pero muy fiel a su pensamiento íntimo. Ese es un tema muy interesante porque cómo se explica la fundación y el crecimiento de la universidad: por la fidelidad a una idea.
No por la obra de una persona o de un grupo de personas, sino por la fidelidad a una idea y la fecundidad de esa idea. Eso es lo que está en el meollo de la universidad. No es fruto de grandes mentalidades, sino es fruto de la fidelidad a un pensamiento, y esa fidelidad es la que ha creado la universidad.
ACI Prensa: Nos decía que el P. Jorge tenía esta intención de que sus alumnos (del colegio) La Recoleta no se esparcieran en universidades o centros de estudios no necesariamente cristianos.
De la Puente: Él quería que fueran, naturalmente muchos iban a la Católica, otros iban a San Marcos o a otros sitios, pero la intención de él fue esa, evitar que los muchachos exalumnos del colegio, perdieran su formación cristiana en ambientes que se difundían otros pensamientos. La intención es esa, claramente apostólica. Él fundó la universidad no por un razonamiento intelectual más o menos impreciso o preciso, sino la fundó por una intención apostólica, ese fue el meollo de la universidad.
*El intelectual católico Don José de la Riva Agüero legó las tierras en donde está ahora la ex PUCP para que se construyera allí una universidad católica, con la condición de que en su administración, y a perpetuidad, existiera un representante del Arzobispado de Lima, como se estableció en sus testamentos.