El Apóstol escribió esta epístola durante su tercer viaje apostólico, en Efeso, a principios del año 57. Entre los cristianos de Corinto se habían producido disensiones y partidos que se combatían mutuamente: uno de Apolo, otros de Pedro y de Pablo, y hasta uno que se proclamaba partido de Cristo. Además, cundían entre ellos grandes abusos y escándalos, procesos y pleitos, desórdenes en los ágapes, ciertas libertades de las mujeres en la Iglesia, y otras cuestiones que llamaban la atención de San Pablo. Ningún otro documento apostólico pinta tan clásicamente las dificultades de la Iglesia en medio de un mundo pagano.
I Carta
a los Corintios